lunes, 31 de octubre de 2022

POEMA “Adsum”, SOBRE EL SACERDOCIO


Me llamaste, Señor, y yo te sigo
sabiendo que me llevas al Calvario;
mas, ¿tengo que temer, si voy contigo
los golpes furibundos del sicario?

Tú sufriste, Señor, que te burlaran,
que en tu rostro divino te escupieran,
que sin piedad tus carnes desgarraran,
y con lanza tu costado abrieran.

Si tú, que el Santo de los santos eres,
sufriste por los hombres ser clavado,
¿Cómo el discípulo anhelar placeres
podrá, Jesús, sin parecer menguado?

Que haya un Judas, Señor, que me traicione,
sin que ponga a mi vida ningún precio,
Un Caifás que mi existir cuestione
y sin leyes me juzgue como necio.

Que haya quienes me claven las espinas
y que mis carnes con furor destrocen;
que arrojen en mis rostros sus salivas
y que en mi angustia y mi dolor se gocen.

Que haya un pueblo también lleno de ingratos
y que después de haberle bendecido,
me lleve de una soga ante Pilatos
y mi muerte le pida enfurecido.

Que Pilatos pronuncie la sentencia,
para mí justamente merecida,
pues no tengo, Señor, esa inocencia 
que Tú mostraste en tu sagrada vida.

Y que al Calvario me conduzcan luego
y… si acaso vacilo ante la cruz,
no te alejes de mí, yo te lo ruego;
permanece a mi lado, buen Jesús. 

Mons. MOISÉS CARMONA RIVERA.

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