viernes, 7 de octubre de 2022

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN EPISCOPAL, EN EL RITO ROMANO TRADICIONAL

Consagración episcopal de Mons. Rodrigo da Silva por Mons. Daniel L. Dolan (29 de Septiembre de 2021).

Desde el siglo V (aunque no obsta que se haya usado antes), esta oración en forma de Prefacio es empleada en la consagración episcopal en el Rito Romano Tradicional, después de la Letanía de los Santos y la imposición de las manos. Por primera vez la presentamos en latín y español, señalando en negrillas las palabras que son esenciales para la validez de la consagración, al tenor de la Constitución Sacraméntum Órdinis del 30 de Noviembre de 1947.
  
LATÍN
ORATIO
Propitiáre, Dómine, supplicatiónibus nostris, et inclináto super hunc fámulum tuum cornu grátiæ sacerdotális, bene ✠ dictiónis tuæ in eum effúnde virtútem.  Per Dóminum nostrum Jesum Christum Fílium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. ℟. Amen.
   
℣. Dóminus vobíscum.
℟. Et cum spíritu tuo.
℣. Sursum corda.
℟. Habémus ad Dóminum.
℣. Grátias agámus Dómino Deo nostro.
℟. Dignum et justum est.
  
Præfatio
Vere dignum et justum est, ǽquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine sancte, Pater omnípotens, ætérne Deus, honor ómnium dignitátum, quæ glóriæ tuæ sacris famulántur ordínibus. Deus, qui Móysen fámulum tuum secréti familiáris affátu inter cétera cœléstis documénta cultúræ, de hábitu quóque indumenti Sacerdotális instítuens, eléctum Aáron mýstico amíctu vestíri inter sacra jussísti; ut intelligéntiæ sensum de exémplis priórum cáperet secutúra postéritas, ne erudítio doctrínæ tuæ ulli deésset ætáti. Cum et apud véteres reveréntiam ipsa significatiónum spécies obtíneret, et apud nos certióra essent experiménta rerum, quam ænígmata figurárum. Illíus namque Sacerdótii anterióris hábitu nostræ mentis ornátus est: et Pontificálem glóriam non jam nobis honor comméndat véstium, sed splendor animárum. Quia et illa, quæ tunc carnálibus blandiebántur obtútibus, ea pótius, quæ in ipsis erant, intelligénda poscebant. Et idcírco huic fámulo tuo, quem ad summi Sacerdótii ministérium elegísti, hanc quæsumus, Dómine, grátiam largiáris: ut quídquid illa velámina in fulgóre áuri, in nitóre gemmárum, et in multímodi óperis varietáte signábant, hoc in ejus móribus actibúsque claréscat. Comple in Sacerdóte tuo ministérii tui summam, et ornaméntis tótius glorificatiónis instrúctum, cœléstis ungüénti rore sanctífica.
   
Hoc, Dómine, copióse in caput ejus ínfluat; hoc in oris subjécta decúrrat; hoc in tótius córporis extréma descéndat: ut tui spíritus virtus et interióra ejus répleat, et exterióra circúmtegat. Abúndet in eo constántia fídei, púritas dilectiónis, sincéritas pacis. Sint speciósi múnere tuo pedes ejus ad evangelizándum pacem, ad evangelizándum bona tua. Da ei, Dómine, ministérium reconciliatiónis in verbo et in factis, in virtúte signórum et prodigiórum. Sit sermo ejus et prædicátio, non in persuasibílibus humánæ sapiéntiæ verbis, sed in ostensióne spíritus et virtútis. Da ei, Dómine, claves regni cœlórum, ut utátur, non gloriétur, potestáte quam tríbuis in ædificatiónem, non in destructiónem. Quodcúmque ligaverit super terram, sit ligátum et in cœlis; et quodcúmque sólverit super terram, sit solútum et in cólis. Quórum retinúerit peccáta, reténta sint; et quórum remíserit, tu remíttas. Qui maledíxerit ei, sit ille maledíctus; et qui benedíxerit ei, benedictiónibus repleátur. Sit fidélis servus et prudens, quem constítuas tu, Dómine, super famíliam tuam; ut det illis cibum in témpore opportúno, et exhíbeat omnem hóminem perféctum. Sit solicitúdine ímpiger, sit spíritu fervens; óderit supérbiam, humilitátem ac veritátem díligat, neque eam únquam déserat, aut láudibus aut timóre superátus. Non ponat lucem ténebras nec tenébras lucem; non dicat malum bonum, nec bonum malum. Sit sapiéntibus et insipiéntibus débitor; ut fructum de proféctu ómnium consequátur. Tríbuas ei, Dómine, cáthedram Episcopálem, ad regéndum Ecclésiam tuam, et plebem sibi commíssam. Sis ei auctóritas, sis ei potéstas, sis ei fírmitas. Multíplica super eum bene ✠ dictiónem et grátiam tuam; ut exorándam semper misericórdiam tuam tuo múnere idóneus, et tua grátia possit esse devótus. Per Dóminum nostrum Jesum Christum Fílium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. ℟. Amen
   
TRADUCCIÓN
ORACIÓN
Sé propicio, Señor, a nuestras súplicas, y después de haber dado a tu siervo la gracia sacerdotal, infunde sobre él la virtud de tu bendición. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. ℟. Amén.
  
℣. El Señor esté con vosotros.
℟. Y con tu espíritu.
℣. Arriba los corazones.
℟. Los tenemos ante el Señor.
℣. Demos gracias a Dios Nuestro Señor.
℟. Digno y justo es.
  
Prefacio
Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, que te demos gracias en todo tiempo y lugar, oh Señor Santo, Padre todopoderoso y eterno Dios, Que eres la fuente de todas las dignidades en cuyas Órdenes Sagradas te glorificas. Oh Dios, que en el secreto de las conversaciones familiares que tuviste con tu siervo Moisés, entre las demás enseñanzas que le confiaste referentes al culto, ordenaste que tu siervo Aarón fuera revestido de un místico hábito en las funciones sagradas, para las generaciones posteriores instruidas en el ejemplo de las precedentes, no ignorara en ningún tiempo vuestras santas doctrinas. Si para los Pontífices de la Antigua Ley, la nobleza de los emblemas imponía respeto, para nosotros, es más cierta la experiencia que tenemos de la realidad, que el enigma de las figuras. En efecto, el sacerdocio antiguo tenía su brillo exterior, el nuestro pide que esta belleza brille interiormente, puesto que lo que exalta la gloria de nuestros Pontífices, no es va la riqueza de los ornamentos, cuanto el secreto esplendor de sus almas. En una palabra, estas vestiduras están destinadas para atraer nuestra mirada a la inteligencia de los misterios que encierra. Por lo tanto te rogamos Señor, concedas a tu siervo, que has elegido para cumplir el ministerio del Sumo Sacerdocio, la gracia de hacer resplandecer en sus acciones y costumbres, lo que es figurado por la variedad y riqueza de los ornamentos. Completa en tu sacerdote la plenitud de tu ministerio y, provisto de los ornamentos de toda glorificación, santifícalo con el rocío del ungüento celeste. 
   
Haz, Señor, que esta unción se esparza abundantemente sobre su cabeza; se derrame sobre sus labios; descienda sobre su cuerpo, y que la virtud del Espíritu Santo lo llene internamente, y lo cubra externamente. Resplandezca en él una fe constante, una caridad pura, una paz sincera. Sean hermosos sus pies para anunciar la paz, para anunciar tus bienes. Dale, Señor, el ministerio de la reconciliación, por las palabras y los hechos, con la fuerza de los milagros y prodigios. Que su predicación y su palabra no se inspiren en la vana sabiduría humana, sino en las manifestaciones de tu virtud y de tu espíritu. Dale, Señor, las llaves del reino de los cielos, para que, sin gloriarse de ello, se sirva de este poder para glorificar y no para destruir.Sea maldito el que lo maldijiere, y bendito el que lo bendice. Sea siervo fiel y prudente, constituido por ti, ¡oh Señor!, sobre tu familia, para dar a cada uno el alimento en tiempo oportuno y para conducirlos a todos a la perfección. Que sea muy solícito y fervoroso en su espíritu; que aborrezca la soberbia, que ame la humildad y la verdad, sin abandonar jamás estas virtudes, dominado por las alabanzas o el temor. No tome la luz por las tinieblas, ni las tinieblas por la luz; no llame bien al mal, ni mal al bien. Que sea deudor a sabios e ignorantes, para que del progreso de todos consiga fruto. Establécelo, Señor, en la Cátedra Episcopal, para que gobierne tu Iglesia y rija el pueblo que se le ha confiado. Tú mismo sé su autoridad, su poder, su apoyo. Multiplica sobre él tu ben ✠ dición y tu gracia, a fin de que con tu auxilio y con tu gracia, pueda ser siempre digno y apto para implorar tu misericordia. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. ℟. Amen.
  
Como vemos, el prefacio está dividido en dos partes: después de dichas las palabras esenciales (forma) para la consagración, el obispo ya consagrado es atado en su cabeza con un lienzo blanco, y de rodillas se canta el Veni Creator Spíritus. Acabada la primera estrofa, es ungido con el Santo Crisma por el obispo consagrante, diciendo:
Ungátur, et consecrátur caput tuum cœlésti benedictióne, in órdine Pontificáli. In nómine Pa ✠ tris, et Fí ✠ lii, et Spíritus ✠ Sancti.  ℟. Amen. ℣. Pax tibi. ℟. Et cum spíritu tuo [Por la celeste bendición, sea ungida y consagrada tu cabeza en el Orden Pontifical. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu  Santo. ℟. Amén. ℣. La paz sea contigo. ℟. Y con tu espíritu]
y luego prosigue el himno hasta el final, y se retoma la oración.

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