Por Michel Janva para LE SALON BEIGE. Traducción tomada de INFOVATICANA.
El archivero en jefe del Bundestag (la cámara baja del Parlamento
alemán), Michael Feldkamp, lleva varios años dedicado a la investigación
histórica sobre el Papa Pío XII. Michael Feldkamp trabaja junto con el
archivero del Vaticano Johannes Icks. Feldkamp ha sido entrevistado en Radio Vaticana:
Michael Feldkamp, usted estuvo recientemente a los archivos del Vaticano y vio documentos hasta ahora desconocidos sobre Pío XII, antes y después de su elección al trono de Pedro. En su opinión, ¿qué hay de nuevo en la investigación sobre Pío XII que el público en general aún no conoce?
En primer lugar, en Alemania no somos los únicos que investigamos sobre Pío XII. No sólo hay historiadores en este campo, sino también periodistas, a los que también necesitamos como divulgadores. Lo que es nuevo ahora es que Eugenio Pacelli, es decir, Pío XII, conoció el Holocausto (sic) muy pronto.
En lo que respecta al exterminio sistemático de los judíos de Europa, Pío XII envió un mensaje al presidente estadounidense Roosevelt en marzo de 1942, dos meses después de la Conferencia de Wannsee. Le advirtió de que algo estaba ocurriendo en Europa en las zonas de guerra. Estos mensajes no fueron considerados creíbles por los estadounidenses. Hoy sabemos (…) que Pío XII se enfrentó a la persecución de los judíos casi a diario. Todos los informes le fueron presentados y estableció su propia oficina en la segunda sección de la Secretaría de Estado, donde el personal debía ocuparse exclusivamente de estos asuntos. Estaba Monseñor Domenico Tardini –que más tarde se convirtió en un importante cardenal en el Concilio Vaticano II– y estaba Monseñor Dell’Acqua, también más tarde cardenal. A éste último también se le considera uno de los principales autores de la Constitución del Concilio Vaticano II sobre la reconciliación con los judíos (Nostra Ætáte).
Durante la Segunda Guerra Mundial, estos monseñores estuvieron en estrecho contacto con Pío XII, informándole diariamente de las persecuciones y deportaciones masivas, así como de la situación individual de quienes acudían a ellos. Y lo que es emocionante es que podemos estimar que Pío XII salvó personalmente a unos 15.000 judíos gracias a sus propios esfuerzos: abriendo monasterios, transformando los claustros para que la gente pudiera esconderse allí, etc. ¡Todo esto es sensacional! El material de archivo que he encontrado ahora en el Vaticano me muestra con qué precisión se informó a Eugenio Pacelli.
Usted afirma que lo que dijo Pío XII sobre el destino de los judíos no fue considerado creíble por la parte americana, por así decirlo. ¿Cómo reaccionó la Santa Sede, pero también el Papa Pío XII, a este esceptecismo?Se trata de correspondencia diplomática, sólo se confirman las cartas recibidas. Sin embargo, es interesante señalar que el Presidente de los Estados Unidos o sus colaboradores en el Departamento de Estado se pusieron en contacto con Pío XII en varias ocasiones para obtener información sobre casos individuales.
El apoyo del Papa Pacelli a los judíos llegó hasta el punto de que la Guardia Papal Palatina, una especie de guardaespaldas papal como la Guardia Suiza de hoy, participó en combates con las Waffen-SS, con soldados de la Wehrmacht, para esconder a los judíos en la basílica romana de Santa María la Mayor. Ahora tenemos pruebas que lo confirman. Agradezco que hayamos abierto estos archivos en el Vaticano. De este modo, ahora podemos corregir muchas de esas vagas suposiciones o incluso acusaciones que pesaban sobre Pío XII.
Sobre todo, existe la acusación de que Pío XII no hizo nada y permaneció en silencio. El problema del silencio sigue ahí, por supuesto. Pero ahora podemos considerar que fue razonable, dado que aquí estaba escondiendo a gente mediante operaciones secretas. En ese momento no podía llamar más la atención del público organizando manifestaciones o escribiendo notas de protesta, sino que para desviar la atención inició negociaciones con la embajada alemana y la policía italiana, incluso con Benito Mussolini y el ministro de Asuntos Exteriores italiano, etc. Siempre trató de obtener lo máximo posible a través de la negociación.¿Cómo ve la historiografía actual y su revalorización de los archivos de Pío XII? ¿Los resultados se presentan de manera correcta y honesta, o le preocupa que haya reservas?La reevaluación de hoy puede ayudar a aclarar eso. Pero también temo que algunos círculos todavía intenten retratarlo negativamente. Creo que sucederá. Pero ciertamente es difícil acusar o querer acusar a alguien de esto en detalle. También veo en mi investigación y publicaciones aquí en Alemania lo difícil que es hacer pasar estos nuevos resultados como creíbles. Entonces todavía hay gente que dice que no se imagina que durante 70 años creímos en la falsedad, y ahora se supone que es diferente. A menudo me encuentro con este escepticismo, tanto dentro como fuera de la Iglesia.Lo que tenemos que tener cuidado, y lo que siempre he hecho, es tener en cuenta que los resultados y los archivos están todos escritos en francés y especialmente en italiano. Y que la mayoría de mis colegas, que son historiadores y también saben mucho sobre la II Guerra Mundial, muchas veces no entienden el italiano. Eso significa que ahora dependen de sus colegas para traducirlo, o dependen de lo que presento y luego traduzco. Por supuesto, trato de traducir con mucha precisión y luego traigo las citas en italiano para que la gente pueda entender de nuevo si es necesario. Creo que se puede hacer mucho en esta área. Ya hemos tenido historias donde las personas simplemente han traducido mal o pasaron de una traducción a la otra de manera incorrecta.
El padre Sergio Casas Silva ha abandonado el IMBC. ¿Cual es su posicion actual?
ResponderEliminarDicen que ahora está con Mons. Pivarunas, al igual que los hermanos Espina Leupold.
EliminarEl Papa hacer algo hizo, por eso Eugenio Pio Zolli (Brody, Ucrania, 17 de septiembre de 1881 – Roma, 2 de marzo de 1956) fue el Gran Rabino de Roma durante la Segunda Guerra Mundial. Luego de la liberación de Roma se convirtió al catolicismo y adoptó el nombre de bautismo del papa Pío XII, Eugenio Pacelli.
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