viernes, 18 de febrero de 2022

CÓMO LA BRUJERÍA ES LA CAUSA DE LA POSTRACIÓN DE LATINOAMÉRICA

ADVERTENCIA: Rezar la oración a San Miguel Arcángel y un Ave María antes de leer el siguiente artículo.
 
Tema muy debatido entre los intelectuales es por qué Latinoamérica, a pesar de sus cuantiosas riquezas, sigue sumida en el subdesarrollo económico mientras que sus vecinos del Norte, que tienen menos recursos en comparación, han alcanzado mayor desarrollo y mejor nivel de vida. Más allá de las razones (desde luego válidas) aducidas por los expertos: sistema educativo desfasado, corrupción, gamonalismo, excesiva burocracia y tributación, desconfianza en las instituciones, etc., también existe un elemento espiritual que incide en esta situación.

Recordemos que mientras la católica España conquistó los imperios azteca e inca (y otros territorios) y su cofrade Portugal sentó sus dominios en Brasil, Estados Unidos y Canadá fueron colonizados por protestantes (Estados Unidos por ingleses y holandeses –Nueva York fue fundada originalmente como Nueva Ámsterdam–; Canadá por los franceses –aun cuando es un país anglosajón, la provincia de Québec mantiene su herencia francesa–).

Los españoles (y los portugueses, aunque en menor proporción) no consideraron a los pobladores de sus territorios conquistados como una especie de basura que había que eliminar para poder instalarse en ellos como dueños y señores, a diferencia de los protestantes del norte, que aplicando la teología de la doble predestinación calvinista (hoy traducida como la doctrina del “Destino Manifiesto”, orientadora de la política exterior estadounidense), buscaron exterminar totalmente a los aborígenes.

Por ende, en la América Hispana fueron más laxos en permitir de hecho, el sincretismo entre las culturas indígenas y la cristiana, e incluso con la de los esclavos africanos, causando colateralmente que se arraigaran, a pesar de la Inquisición y de los misioneros, espiritualidades que no ven mal bregar con las fuerzas de las tinieblas. Y lejos del imaginario que solo el vulgo iletrado o el submundo criminal recurren a ellas, la élite y los políticos de turno, para hacerse del poder y perpetuarse en él, como para cerrarle el paso a sus detractores, también forman parte de la clientela de brujos y chamanes.
    
Pero el diablo, mal pagador que es, cuando concede sus “favores”, pasa gruesa factura de formas inimaginables. Y cuando los líderes de las naciones acuden a él, las consecuencias no solo caen a ellos, sino también sobre sus gobernados.
  
El pastor dominicano Ricardo Reyes, en su libro “La conquista de una nación”, refiere que el 12 de Octubre, se realiza un ritual satánico al que concurren los presidentes latinoamericanos. Allí, entre los pactos que hacían se sacrificaban niñas de 13 años, para asegurar que los gobernantes permanecieran largo tiempo en el poder. Reyes menciona entre otros concurrentes a Rafael Trujillo, Joaquín Balaguer, Carlos Menem, Rómulo Bentacourt, Marcos Jiménez.
  
El primer ejemplo es Haití. Conocida como Saint-Dominique luego de la cesión en el tratado de Ryswick de 1697 a Francia, era la colonia europea más rica del Caribe y la joya entre los dominios coloniales de Francia (sobre todo después de perder el Canadá y las factorías en la India a manos de su enemiga Inglaterra) por sus plantaciones de caña de azúcar –la remolacha como fuente de azúcar se popularizaría después– y tabaco, cultivadas por esclavizados africanos (que trajeron consigo sus creencias religiosas). Pero, en medio del caos desatado por la Revolución, los esclavizados se rebelaron, y los sacerdotes vudú consagraron el movimiento independentista al demonio para liberarse de Francia en una ceremonia presidida por el bokor (sacerdote vudú) Boukman el 20 de Agosto de 1791 en Bois Cayman.

Haití fue el primer país en independizarse (lo logró el 1 de Enero de 1804 bajo Jean-Jacques Dessalines, un esclavo que adoptó el nombre de su amo, y sucedió a Toussaint Louverture luego de ser apresado por los franceses), y la primera revolución exitosa liderada por esclavos, pero el precio que tuvo que pagar fue demasiado alto: gobiernos dictatoriales (además de los más famosos François “Papa Doc” –que gobernó apoyado por los Tonton Macouts y el vudú– y su hijo Jean Claude “Baby Doc” Duvalier, se cuentan los emperadores decimonónicos Santiago Dessalines, Enrique Christophe y Faustino Soulouque) o que no terminan mandato (Jean Bertrand Aristide –dos veces derrocado– y Juvenal Moïse –asesinado en su casa–), una invasión estadounidense en 1915 (y que duró hasta 1934) en el marco de las “Guerras Bananeras”, ser el país más pobre de América, y los desastres naturales y epidemias (Haití fue el primer país donde entró el VIH-SIDA a America) son fenómeno habitual.

No es necesario (ni justo) comparar a Haití con Estados Unidos: basta mirar a su vecino oriental República Dominicana, que aun cuando tiene un desarrollo similar a otros países de la región (y las problemáticas inherentes), tiene mejor situación política y socioeconómica. Pero estos tampoco se exoneran: se sabe que los expresidentes Ulises Hilarión “Lilís” Heureaux Lebert (gobernó entre 1882 y 1884, y entre 1887 y 1889), Rafael Leónidas Trujillo y su sucesor Joaquín Balaguer creían en supersticiones y recurrían a brujos.
       
Otro de los ejemplos es Cuba: Para la década de 1950, era uno de los países más ricos de la región (aun cuando tenían un gobierno dictatorial controlado por la mafia). Hoy, a más de 62 años y por la revolución, esa riqueza solo existe en el recuerdo.

Fidel Castro, que derrocó a Fulgencio Batista el 1 de Enero de 1959 (el comienzo del año está ligado a Eleguá, deidad santera de los caminos y guardián de las casas, sincretizada con el Santo Niño de Atocha), salió avante de todos los desafíos que le plantó la historia durante seis décadas: la Guerra Fría (y la amenaza de la guerra nuclear por la “Crisis de los misiles” –que el mismo Fidel propició al solicitarle a Kruschov  instalar misiles en la isla para atacar a Miami, aun cuando la radiación afectaría a la isla–), el embargo comercial estadounidense (que dicho sea de paso, es la excusa del régimen para justificar la escasez de alimentos y medicinas), la caída del Muro de Berlín, la “Guerra contra el Terrorismo”, sobrevivió a la invasión de Bahía de Cochinos y a más de 600 atentados contra su vida. ¿Cómo lo hizo? A través de la magia negra y la santería.

Los babalawos (sacerdotes de la santería) dicen que a los 6 años Fidel fue iniciado (“rayado”, en el argot ocultista) en el rito del Palo mayombe por una mujer del Congo. Pero su consagración fue en Guinea, donde le leyeron el Itá (oráculo) y lo iniciaron con el sacrificio de un elefante, típicamente asociado con Oduduwa, primer rey de Ife y creador del mundo en la mitología yoruba (en Cuba, Oduduwa –que solo puede ser recibido por mano de los babalawos previa consagración a Obatalá– es sincretizado como Jesucristo). El Movimiento 26 de Julio tenía como colores el rojo y el negro, colores que para Occidente son sinónimo de la anarquía, pero que en la santería están asociados a Eleguá.
      
Para sobrevivir a todos los ataques que ciertamente le harían sus enemigos, Fidel no dudó en hacer sacrificios. A tal fin, hizo traer del África leopardos, leones, y otros animales para ofrenda a sus orishás (dioses). Por ejemplo, cuando el éxodo del Mariel en 1980, Fidel llamó al Babalawo mayor de la Isla y se sacrificaron 30 ñus. 
  
Fama adquirieron también los rituales de transferencia de salud (“cambio de cabeza”) por Fidel para extender su vida. Entre sus grandes víctimas está el presidente de Venezuela, Hugo Chávez –otro practicante de la brujería–, a quien transfirió sus dolencias y enfermedades. Incluso, “En los altares de la macumba en Brasil, del vudú en Haiti, del winti en Guayana, de la santería en Cuba, yo he visto la imagen expuesta de Fidel Castro”, declaró el periodista Luis María Ansón Oliart en un artículo de opinión pocos días después de la muerte de Fidel.
  
Chávez, causante del estado calamitoso actual en Venezuela (aunque no alcanzó a verlo), fue iniciado por Fidel en la santería (fue iniciado con Shangó, deidad guerrera de la santería, sincretizada con Santa Bárbara), lo cual trasladó a toda la cúpula chavista. Y se llegaron a celebrar ceremonias con animales muertos y mucha sangre en el Palacio presidencial de Miraflores. Y su actual continuador, Nicolás Maduro (seguidor del fallecido gurú autoproclamado Sai Baba) siguió con esa tradición. Hoy los babalawos cubanos (que son asesores políticos y militares del régimen venezolano), son quienes mantienen al régimen a través de la magia negra y la represión.
   
Hilaridad produjo en Febrero de 2021 que Maduro, en el Palacio de Miraflores, promocionase unas gotas llamadas “Carvativir” como cura contra el coronavirus. El carvativir es conocido como “gotas milagrosas de José Gregorio Hernández”, médico que en Venezuela y otras partes es asociado con cultos espiritistas y cuya “beatificación” aún genera controversia.
   
Desde luego, no solo los gobernantes de la izquierda venezolana eran creyentes del ocultismo: El socialdemócrata Carlos Andrés Pérez tenía una bruja muy conocida en los sectores políticos venezolanos que le hacía rituales para protegerlo de los ataques de sus enemigos. Su antecesor y compañero de partido Jaime Lusinchi contrató a un vidente en campaña electoral que vaticinara su victoria. Y el conservador Luis Herrera Campins no se despegaba de un amuleto que supuestamente le brindaba protección.
   
No se entienda por esto que solo los países con gran presencia de africanos tienen brujería arraigada. También en la europeizada Argentina (que al decir de un profesor –por favor, no lo tomen a mal– son italianos que hablan español, aspiran a ser ingleses y son engreídos como los franceses) tiene su parte.
  
Cuando el general Juan Domingo Perón regresó del exilio en España y al ser remplazado en la presidencia por su esposa María Estela Martínez “Isabelita”, hubo un militar al que llamaban “El brujo”: José López Rega, que fue quien le aportó el auxilio de las fuerzas oscuras. Era masón (perteneció a la logia irregular Propaganda Due), se definía a sí mismo como “un ser espiritual” y consideraba que gobernar un país era una tarea espiritual, que debía contar con el mundo sobrenatural oscuro para hacerlo.
   
Isabelita y López Rega comienzan un extraño culto en torno al cadáver de Eva Duarte (la primera esposa del general Perón, fallecida de cáncer en 1952) para trasladar su espíritu a Isabel Perón. Durante la década que ella gobernó, Isabelita no daba un paso sin contar con el apoyo de López Rega. Y luego la presidenta Cristina Fernández de Kirchner seguiría invocando a Evita Perón.
   
Años después, el Padre Leonardo Castellani dijo sobre el culto a Evita:
«Sea esto como fuere, San Pablo y San Juan nos dicen la abominación y el gran despelote será este delito máximo del Anticristo de hacerse adorar “como si fuera Dios”. Para eso los tiempos modernos le están haciendo la cama, propagando paulatinamente la idolatría del Hombre y de las obras de sus manos, en todas formas. Para recordar un caso trivial y un poco ridículo ¿no se rindieron aquí cultos religiosos o supersticiosos a Evita Perón después de su muerte? Y aun en vida yo vi en Salta ranchitos pobres con retratos de Eva o su marido y velas delante encendidas, como –y al mismo tiempo a veces– al Cristo del Milagro o la Virgen de las Lágrimas.
    
Pero ésta no es nada al lado de otras idolatrías, como la del Becerro de Oro; al fin y al cabo viene de un instinto sano, que es el de la Monarquía. Cuanto a mí, yo adoraría a Evita mucho antes que a Winston Churchill, si de adorar se trata».
   
Otro que apeló a los hechizos para gobernar fue el presidente brasileño Fernando Collor de Mello. Fue el presidente más joven de Brasil (fue elegido presidente con solo 40 años), permaneció en el poder por poco más de dos años y fue derrocado en un levantamiento popular sin precedentes. Todo esto se explica a partir de la magia negra.
   
Collor era gobernador del estado de Alagoas y se vinculó con una macumbera llamada Mãe María Cecilia Silva para llegar a ser un líder nacional. No obstante presumir ser devoto de la Virgen de Fátima (cuya imagen lleva en el prendedor de la camisa), él y su segunda esposa Rosane Brandão Malta siguieron al pie de la letra todo lo que Mãe Cecilia le daba, como instrucciones recibidas de los espíritus. Por ejemplo, fue ella quien le pidió al presidente que se vistiera de blanco cuando subiera las escaleras del palacio presidencial por primera vez, en honor a Ochosí (sincretizado en Brasil con San Miguel Arcángel –en Pernambuco–, San Jorge –en Bahía– y San Sebastián –en el centro y sur de Río de Janeiro–).

En su trabajo para el ascenso de Collor se hicieron muchos sacrificios animales y humanos (de abortos) en la casa privada de él en Brasilia y en el cementerio de Alagoas. Años después, Rosane contó en su libro “Tudo o que Vi e Vivi”, entre otras cosas, que para que el Tribunal Superior Electoral impugnase la candidatura presidencial del presentador televisivo Silvio Santos, Mãe Cecilia hizo introducir en la boca de siete cadáveres recién enterrados un amuleto llamado azogue. Pero unos meses después, el presidente comenzó a descuidar a la macumbera, ya no respondió a sus llamadas telefónicas, no cumplió con sus obligaciones financieras y ya no participó en los rituales que debían realizarse con cierta frecuencia. 
   
Entonces las fuerzas que había movilizado se rebelaron y Collor empezó a caer. Todo lo que le había hecho a sus adversarios recayó sobre él. Sus amigos se habían convertido en sus enemigos, ningún partido político quiso aliarse con él, y renunció a la presidencia en 1992 luego de ser suspendido en medio de un juicio político por el Parlamento (Collor de Mello fue el primer presidente latinoamericano elegido democráticamente en afrontar un juicio político). El país en ese momento presentaba una hiperinflación de 1.200% anual y el producto interno bruto había caído en un 1,5%, y las políticas neoliberales dictadas por el “Consenso de Washington” probaron ser inservibles.
    
Todo esto, sumado a la “maldição do impéachment” (el diputado Ulysses Guimarães, quien en la sesión parlamentaria que aprobó el juicio político a Collor de Mello le dijo a este: «Soy viejo, pero no soy bellaco», sufrió un accidente aéreo en 1992, y su cadáver nunca apareció. Pedro, hermano del ex-presidente y quien denunció primero la red de corrupción, murió de un cáncer metastásico de cerebro en 1994. Paulo César Farías, testaferro de la red de corrupción de Colhor de Mello, fue hallado muerto junto a su amante Suzana Marcolino el 23 de Junio de 1996 –aunque la versión oficial afirmó que se trató de un crimen pasional: Suzana mató a Farías y luego se suicidó, hay quien sostiene que fueron asesinados–), asustó a la Mãe Cecilia, que dejó la umbanda y se convirtió en pastora evangélica, aduciendo que se arrepentía de haber invocado a fuerzas satánicas. Rosane se divorció de Collor de Mello en 2005, y se convirtió al protestantismo también.
   
El Salvador también se suma a la lista: el dictador Maximiliano Hernández Martinez (gobernó entre 1931 y 1944), responsable de “La Matanza”, la brutal represión del Alzamiento Campesino de 1932, que causó alrededor de 25.000 muertos, el 1,74% de la población salvadoreña (la mayor masacre en la historia de su país antes de la Guerra civil, y calificable como etnocidio –la mayoría de las víctimas eran indígenas–), ocupó altos puestos en la logia masónica “Aletheia” en los años 20, era creyente y practicante de la teosofía (lo que le granjeó el apodo de “El Brujo de San Matías”; cuando asumió la presidencia, recibió un mensaje de felicitación de la Sociedad Teosófica de Costa Rica), se obsesionó con las ciencias ocultas, la reencarnación y el vegetarianismo: Por ejemplo, cuando se desató una peste de viruela, ordenó forrar con papel azul las lámparas de las plazas, esperando que los “médicos invisibles” salvasen a los que estaban destinados a vivir. Cuando su hijo Maximiliano enfermó de apendicitis, Hernández Martínez se negó a llevarlo a los médicos, insistiendo que lo trataría con “aguas azules” (agua que había estado mucho tiempo bajo el sol en botellas de vidrio azul en el patio de la Casa presidencial; Hernández Martínez –también llamado el “mago de las aguas azules”– mantenía botellas de distintos colores con agua, las cuales decía podían curar desde la tiña hasta la disentería). Al morir su hijo entre gritos de dolores, el general se limitó a decir que los “médicos invisibles” se negaron a curarlo. Mismos “médicos invisibles” que también se negaron a atenderlo cuando un 15 de Mayo de 1966, él fue asesinado de 17 puñaladas por su motorista José Cipriano Morales en su exilio en Honduras.
   
En Colombia, además de la conexión magia negra-narcotráfico (narcotraficantes, sicarios, guerrilleros y paramilitares recurren a brujos para conjurar los cargamentos de droga, blindarse ante las balas, eliminar enemigos, que les salgan bien sus fechorías, etc.), hay también prácticas de brujería en la clase dirigente. Para muestra, en el libro “La bruja” de Germán Castro Caycedo, se relata que el expresidente Julio César Turbay Ayala recurría frecuentemente a la bruja Lucrecia Victoria Gaviria Díaz (Amanda Londoño en el libro), no solo para conseguir el divorcio de su esposa Nydia Quintero Turbay, blindarse ante sus enemigos y asegurar riqueza para cuando abandonara la Presidencia, sino también para asegurar el casamiento de su hija Diana Turbay con Miguel Uribe Londoño, hijo del gobernador de Antioquia Roberto Uribe Echaverría (amigo de Turbay Ayala y quien le presentó a Lucrecia). Diana después fue secuestrada por Pablo Escobar y el Cártel de Medellín (en venganza porque Turbay Ayala se alió con los enemigos políticos del capo para sacarlo del Congreso) y murió durante el operativo de rescate. Ante todo esto, Lucrecia abandonó la brujería y se convirtió.

Otro ejemplo fue el expresidente Misael Pastrana Borrero, que en agradecimiento porque Lucrecia le hizo unos “trabajos” para salvar sus negocios particulares, le envió una gruesa suma de dinero y varios libros de brujería. Pero también tuvo que pagar un precio: su hijo Andrés Pastrana Arango (que entonces aspiraba a la alcaldía de Bogotá), fue secuestrado por el cártel.

Ni hablar de las prácticas de brujería durante el gobierno de Juan Manuel Santos Calderón, como el “pacto” con los indios tayrona en la Sierra Nevada de Santa Marta el 3 de Agosto de 2010 o la presencia de babalawos y chamanes en el marco de la firma de los “Acuerdos de La Habana” con la guerrilla de las FARC en Cartagena en Septiembre de 2016; o el impulso del chamanismo en Bogotá cuando Gustavo Petro fue alcalde de esa ciudad. O más recientemente, los ritos que han tenido lugar durante las protestas en el país durante el 2021.
   
En Chile, por años se especuló sobre las creencias de Augusto Pinochet: Aunque mantenía una profunda devoción a la Virgen del Perpetuo Socorro (a quien atribuyó tanto su graduación de la academia militar como el salvarse de varios atentados contra su vida), su ex-asesor de prensa Federico Willoughby en su libro La guerra: páginas íntimas del poder 1957-2014 relata que Pinochet creía en duendes, se guiaba por los números y “necesitaba actualizar su carta astral cada dos meses” (la cual era confeccionada por Eugenia Pirzio-Biroli, alcaldesa de Puerto Cisnes) y que creía en los presentimientos o “tincada”.
   
Hay muchos casos más. El más notorio actualmente es el de la pareja Daniel Ortega y Rosario Murillo de Nicaragua. El líder sandinista se ha perpetuado en el poder a través de las brujerías que realiza su esposa. Y una ofrenda que ofreció Rosario Murillo fue la entrega sexual de su hija Zoilamérica Narváez a Ortega para mantenerlo en el poder. Se comenta que el palacio presidencial es como el reinado de Merlín, aludiendo a los diversos encantamientos y hechicerías que allí se practican.
   
Rosario Murillo usa docenas de anillos, pulseras, brazaletes y collares de plata como protección, se comunica con los muertos por la tabla ouija (entre ellos con su tío abuelo Augusto César Sandino), sigue al famoso y controvertido gurú indio Sai Baba, y en 2013 mandó instalar 140 “árboles de luz” de 30.000 dólares cada uno y casi 20 metros de altura. Su fama de invocar demonios le ha ganado el apodo de “La Chamuca” (La diabla). Ella heredó las prácticas espiritistas de su madre Zoilamérica Zambrana Sandino, nacida en Niquinohomo, un pueblo considerado la cuna de los espiritistas nicaragüenses. Los rumores aseguran que cada vez que hay manifestaciones políticas en apoyo a Ortega, siempre hay una muerte en extrañas circunstancias.
  
En resumen, hay una fuerza espiritual de las tinieblas en Latinoamérica que lleva a los políticos a utilizar la magia negra para perpetuarse en el poder, la cual entró a partir de las espiritualidades ancestrales que perviven, e invoca a fuerzas oscuras, espíritus demoníacos, y requiere sacrificios de animales y de otros seres humanos. Y las consecuencias se pueden ver claramente en los perjuicios causados a los países. Y que también termina volviéndose contra los que la usan, porque el demonio no quiere hacer el bien ni siquiera a sus aliados.

FUENTES CONSULTADAS

1 comentario:

  1. Rosario Murillo hizo un acto satánico en Managua para perpetuarse en el poder. Le faltó gente al articulo: Maximiliano Hernández Martinez, dictador de El Salvador, era espiritista y hacía misas negras fue el responsable de la mayor masacre al Pueblo de El Salvador. No sólo Chaves en Venezuela era adicto a la brujeria, Carlos Andrés Perez y otros lo hacian. Pinochet parece que le gustaba consultar con brujos y el tenebroso López Rega que era un mago negro al servicio de Chavelita Peron. Se puede decir sin temor alguno, que casi todos los líderes de América Latina tienen coqueteos con el Demonio.

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