domingo, 10 de julio de 2022

«IMPOSIBLE VIVIR COMO CATÓLICO EN LAS ESTRUCTURAS ORDINARIAS DE LA IGLESIA»

Un grupo de más de 3.000 personas pertenecientes a la Cooperativa agrícola San Isidro en Casalgrande Alto (Reggio-Emilia, Italia), respondió a la amenaza de “excomunión” por parte de la diócesis de Reggio, dirigida por Giacomo Morandi (el otrora secretario de Luis Francisco Ladaria Ferrer SJ en Doctrina de la Fe) porque esta decidió adherirse a la Unión Sacerdotal Marcel Lefebvre (que junto a la Sociedad de Apóstoles de Jesús y María, y el monasterio benedictino de Santa Cruz en Brasil conforma la “Resistencia” de Mons. Williamson), cortando con la “Jerarquía” modernista.
   
La carta, publicada en REGGIO SERA, y cuya traducción traemos aquí, dice:
En calidad de fieles católicos antes que todo, y por ende sin ningún tipo de etiqueta, nos sentimos obligados, después de haber sido cuestionados ya muchas veces, de entrar en el mérito de la cuestión elevada por la Curia Episcopal el 13 de Junio pasado, a propósito de los denominados «encuentros en contextos privados en que son replicados y dirigidos por el padre Claudio Crescimanno y el padre Andrea Maccabiani».
  
En cuanto fieles que asisten a estos denominados encuentros, que no son más que los Ritos Litúrgicos de la Santa Romana Iglesia —además de los momentos formativos—  nos permitimos responder algunas cuestiones planteadas por el comunicado de la Curia. No antes, sin embargo, de otras tantas premisas necesarias:
  1. Nos alegra ver tanto celo por la aplicación de las normas por parte de la Curia reggiana; Curia que, históricamente y especialmente en los últimos años pasados, ha mostrado sin embargo lo contrario, omitiendo el tema de la doctrina católica sobre la homosexualidad a través de la síntesis de la ambigüedad.
  2. En dicho comunicado, se escribe justamente que «los deberes del Obispo comprenden un cuidado continuo, alejando en la medida de lo posible los peligros y amenazas». Bueno, nos preguntamos si aquesta premura valga verdaderamente para todos sabiendo que, por ejemplo, apenas entrado el nuevo Obispo —el cual ciertamente no puede tener responsabilidades directas por lo que sucedió antes de su arribo a la Diócesis—  no omitirá quitar las iglesias católicas a los cismáticos ortodoxos, o no dudará en condenar la vigilia contra la denominada «homotransfobia» realizada el 6 de Junio pasado precisamente en Reggio Emilia, en la parroquia de San Bartolomé, en conformidad a la que fue iniciada en el 2018 en Regína Pacis.
      
    Una verdadera y propia vigilia ideológica con impronta LGBT, teniendo como título «Donde está el Espíritu del Señor hay libertad», donde la «libertad» bien sabemos cómo es entendida en estos contextos. Queremos también esperar que el Obispo no dejará de recordar a los fieles de la Diócesis la existencia de los Novísimos, transmitiendo la integridad de la Fe católica en toda su forma.
  3. Un discreto número de fieles que frecuentan la Santa Misa de los referidos sacerdotes —a decir verdad, la mayor parte— , viene de un larguísimo camino en la parroquia: el nivel de saturación (y veremos después el porqué) ha llegado a un punto tal que hace imposible la permanencia en las comunidades parroquiales, ante todo por un verdadero y propio riesgo ligado a la Fe. El número de fieles que se salen de las parroquias para buscar lugares o comunidades en que esté custodiado el sentido de lo sagrado, no podrá sino continuar aumentando, y nosotros lo observamos de domingo a domingo.
   
Viniendo ahora a los puntos específicos en que los fieles católicos son advertidos de la frecuentación de los “encuentros” (la celebración de la Santa Misa, los Ritos Litúrgicos anexos de la Santa Iglesia y algunos momentos formativos y agregativos), presididos por el padre Crescimanno y el padre Maccabiani, observamos cuanto sigue:
  1. El Missále Románum ante-reforma nunca fue y nunca podrá ser abolido por ninguna autoridad eclesiástica, aunque en la práctica se ha intentado hacer. Este es depósito de la tradición bimilenaria de la Santa Iglesia Católica, y como tal no tiene necesidad de alguna autorización para ser celebrado. Se trata de la Misa de siempre, de la Musa de los Apóstoles, de la Misa del Concilio de Trento para oponerse a la herejía protestante, hoy tan cortejada por las jerarquías católicas. El Missále Románum ante-reforma es por tanto lo más conforme a la tradición de la Iglesia Católica, en su ritualidad cristocéntrica y no antropocéntrica, como lo es en cambio en el Misal reformado (este sí, no conforme a la tradición católica).
  2. En lo que concierne a las Confesiones, cuanto fue escrito en la nota episcopal sería totalmente correcto si la Iglesia Católica no estuviese en un «estado de necesidad grave general». En la Iglesia persiste por más de cincuenta años una crisis manifiesta: cada ambiente de la vida católica ha devenido problemático: desde la profesión externa y completa de la fe sin ambigüedad, pasando por la liturgia, la vida sacramental, la vida de oración, la enseñanza de la fe tanto en el catecismo como en la formación de los sacerdotes, la enseñanza moral conforme a la doctrina en todos sus aspectos. Podremos decir que hoy, para un católico es  casi imposibile continuar vivieno como católico en la estructuras ordinarias de la Iglesia (esto obviamente no invalida la indefectibildad de la Santa Iglesia).
  
Con motivo de esto, también las confesiones, como es concedido explícitamente por los cánones (c. 882; nuevo canon 976), pueden ser administradas por cualquier sacerdote el cual puede lícitamente y válidamente absolver al fiel en punto de muerte, esto es, en la extrema necesidad. Y, esta extrema necesidad del individuo, es precisamente equiparada a la grave necesidad común que los fieles católicos atraviesan hoy. Actualmente, de hecho, los fieles no tienen más las garantías necesarias de ser confesados, instruidos, dirigidos y absueltos según la moral que siempre ha caracterizado la praxis católica, con particular referencia al sentio del pecado, al drama del pecado mortal, al conocimiento de lo que es pecado, y a la necesidad de la gracia para ser perdonados y salvarse.
    
Esta grave situación de necesidad general conlleva a confiar e incluso de estar seguros que la Iglesia, por medio del Señor Jesucristo, ofrece sus medios extraordinarios a los sacerdotes que, resistiendo a esta ruina imperante, administran los santos sacramentos según la tradición de siempre y por ende en la plena adhesión al depósitum fídei.
    
Por nuestra parte, no podemos sino ser solidarios apoyando a quien resiste la dilagante protestantización de la Iglesia, abusada por  una visión totalmente deforme y contraria a la Fe católica, colmada de ambigüedad y de modernismo, o «la síntesis de todas las herejías» (Pascéndi). El profesor de dogmática en la facultad protestante de Estrasburgo, el Sr. Siegeval [réctius Siegwalt, N. del T.] en 1969 escribió al obispo de la ciudad una carta en la cual constataba que «nada en la misa renovada puede disgustar al cristiano evangélico».
    
Y bien, como católicos no nos es lícito frecuentar un rito que ofende a Dios para exaltar al hombre, haciendo nuestro e invitando a todos los sacerdote de buena voluntad a hacer propio aquel apremiante y valeroso apelo que el padre dominico Roger-Thomas Calmel, gran teólogo, hizo en Abril de 1972 cuando los protestantes de Taizé adoptaron las plegarias eucarísticas de la nueva misa para sus ritos heréticos:  «Que los sacerdotes católicos renuncien de una vez por todas a llevar los disfraces preparados por los superiores traidores para complacer a algunos predicadores herejes. Que se nieguen a celebrar la Misa con el Novus Ordo porque este Novus Ordo, con su calculado desmantelamiento de formas y ritos, se ha convertido en lo que estaba destinado a ser: un libro litúrgico para uso de oficiantes heréticos que no creen en la Misa y que no son sacerdotes».
     
En conclusión, con motivo de cuanto fue puntualizado aquí, la Curia Episcopal quiera definitivamente comprender cómo es imposible, para nosotros, renunciar al depósito de la tradición católica en su doctrina, en su liturgia, en su moral y en todo aquel esplendor espiritual e incluso material que hoy fue desmantelado y destruido para abrazar el cientificismo mundano y las lógicas masónico-humanitarias que caracterizan el pensamiento moderno común. No es una cuestión personal, sino una cuestión de recta conciencia: si obedecer a los hombres implica aunque sea una mínima desobediencia a Dios, la elección que hacer es una sola: obedecer a Dios, antes que a los hombres. De suyo va que, cualquier providencia de naturaleza canónica que sea tomada, por la crisis y el estado de necesidad grave que atraviesa la Santa Iglesia, se considerará inválida para todos los efectos.
    
In Corde Matris
    
Los fieles católicos,
Daniele Desiderio, 27/05/1987, ARCETO
Vera Tagliavini, 24/10/1974, MODENA
Gian Luca Gatti, 02/04/198, SASSUOLO
Rosaria Gualerzi, 12/06/1952, CAVRIAGO
Maria Mancino, 08/08/1952, REGGIO EMILIA
Monica Madini, 24/11/1982, CASINA
Cristiano Lugli, 10/11/1992, CASINA
Maria Angela Boni, 06/02/1956, MONTECCHIO EMILIA
Laura Spaggiari, 16/08/1963, CAVRIAGO 
Maria Denise Sighinolfi, 09/06/1953, CASTELLARANO
Marta Brambilla, 04/08/1955, CAVRIAGO
Ciro Mauriello, 11/09/1992, FABBRICO (RE)
Matteo Maselli, 14/05/1983, FORMIGINE
Ester Venturelli, 22/09/1992 FORMIGINE
Giovanni Maselli, 27/04/1944 FORMIGINE
Gabriella Cavani, 16/10/1950 FORMIGINE
Alessandro Corsini, 11/05/1987, REGGIO EMILIA
Federica De Gregorio, 13/08/1987, REGGIO EMILIA

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