Nace Liberata (o Librada, como también se la conoce) en Balcagia, la
actual Bayona de Pontevedra en Galicia (España), por el año 119, siendo
hija de Lucio Castelio Severo, gobernador romano de Gallaecia y
Lusitania y de su esposa Calsia, quien da a luz en un solo parto a nueve
niñas. Asustada Calsia (su marido esta fuera recorriendo sus dominios),
por el múltiple alumbramiento y temiendo ser repudiada por infidelidad
conyugal, decide deshacerse de las criaturas y se las encomienda a su
fiel servidora Sila, ordenándole que bajo el mayor secreteo las ahogara
en el río Miñor. Sila, cristiana a carta cabal, lejos de cometer tan
horrible crimen, las deja en casa de familias amigas y las criaturas
fueron bautizadas por el obispo San Ovidio y criadas en la fe cristiana.
Llegado el momento tuvieron que comparecer ante su propio padre
acusadas de ser cristianas, el cual al saber que eran sus hijas las
invita a que renuncien a Cristo a cambio de poder vivir rodeadas de los
lujos y comodidades propias de su nacimiento. Las encarcela tratando de
atemorizarlas pero logran huir de las garras de la cárcel y se
dispersaron. Todas ellas, no obstante acabarían siendo mártires
cristianas. La devoción popular sitúa a Liberata mártir en la cruz a la
edad de 20 años el 18 de enero del 139. Su fiesta se celebra el 20 de
julio por ser la fecha en que se trasladaron sus reliquias desde la
ciudad de Sigüenza a la Bayona gallega en el año 1515.
En Bogotá (Colombia), su recuerdo está muy ligado a los sucesos del 20
de Julio de 1810, y por ello se le declaró Patrona de la Independencia
nacional. Refiere el cronista José María Caballero en su diario que en
1813 “se formaron todas las tropas para la asistencia de la
representación nacional a la catedral, a la fiesta de Santa Librada, en
la que predicó el padre Florido un sermón famoso, de hora y cuarto, de
independencia. Acabada la misa, se descubrió Su Majestad y se cantó el
Te Deum. Finalizada la función, se regresaron al colegio electoral (…)
Después se hizo el juramento de independencia”. Desde entonces y hasta
tan tarde como 1910, los liberales (con todo y el anticlericalismo que
caracterizó a muchos de sus históricos) le celebraban la procesión
(aunque al final, la devoción cayó en el olvido). Distinta suerte tuvo
en el poblado panameño de Las Tablas (provincia de Azuero), que le
conserva gran devoción (a pesar de que en 1969, el Antipapa Montini la
descanonizó alegando "falta de historicidad"), ya que en 1900, en plena
Guerra de los Mil Días (entonces Panamá era departamento de Colombia, y
fortín del Partido Liberal), su intercesión impidió que la armada
conservadora asolase la población.
ORACIÓN
Te suplicamos, Señor, que por los méritos y las oraciones de
tu bienaventurada virgen y mártir Liberata, que por la confesión de tu Nombre
y la defensa de su castidad fue colgada en la cruz, nos defienda su intercesión
de las insidias del enemigo. Por J. C. N. S. Amén.
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