domingo, 5 de septiembre de 2021

BEATO RAIMUNDO LULIO, MÁRTIR DE LA FE


No se sabe demasiado de su vida con certeza aparte de las escasas indicaciones biográficas de sus obras, siendo la mejor fuente el relato de un discípulo escrito en 1312. Procedía de una familia rica y noble, viviendo hasta los treinta años en la corte del rey Jaime de Aragón, donde era senescal. Este periodo de su vida fue desordenado y mundano, pasando la mayor parte del tiempo en procurar placer y en ejercicios de caballería, incluyendo la práctica de la poesía según la costumbre de los trovadores cortesanos. De pronto, convencido de la vanidad de los placeres terrenales se volvió a las cosas celestiales, determinado a dedicar su vida a la causa de Cristo. Repartió su propiedad entre los pobres, haciendo peregrinaciones a Compostela y otros santuarios, regresando a su isla natal con la intención de trabajar entre los musulmanes. Aprendió árabe de un esclavo musulmán, quien quiso matarlo. Antes del año 1275 conoció al anciano erudito dominico San Raimundo de Peñafort, a quien desveló sus planes de estudiar en la universidad de París, pero éste le desanimó. Se retiró entonces a una ermita de su propiedad en Mallorca, entregándose a la meditación y al estudio. Parece que ingresó en la orden terciaria de franciscanos, trayendo al menos trece jóvenes estudiantes franciscanos a su escuela abierta en Miramar en Mallorca (noviembre de 1276), que procuró poner bajo el patrocinio papal de Juan XXI. En ese tiempo estaba ocupado en su ambiciosa obra Ars Magna. Hacia 1285 pensó que había llegado el momento de llevar a cabo sus planes misioneros, por lo que fue a Roma para obtener la aprobación de Honorio IV para su proyecto de levantar institutos misioneros en todos los países de la cristiandad. Pero cuando llegó a Roma, Honorio había muerto y su sucesor, Nicolás IV, parecía poco inclinado a favorecer sus ideas.
   
Fue  a París, donde se dice que enseñó su método filosófico (1287-89) y luego a Montpellier, continuando sus clases y estudios. Tras dos años fue a Génova, zarpando en el otoño de 1291 y desembarcando en Bujía, en el norte de África, donde predicó el evangelio y desafió a los eruditos musulmanes a una disputa pública. Sus palabras causaron impresión y el rey, sintiendo que la supremacía musulmana estaba amenazada, le condenó a muerte, que le fue conmutada por pena de destierro gracias a la intercesión de un poderoso. Permaneció escondido en un barco en la bahía por algún tiempo, buscando una oportunidad de entrar una vez más en el país, pero finalmente perdió la esperanza y regresó a Italia. Pasado un año (1292-93) en Nápoles terminó su Tabula generalis y escribió su Disputatio quinque sapientum. Sus esperanzas revivieron con la elección de Celestino V, pero su pontificado fue demasiado corto y su sucesor, Bonifacio VIII, tenía otras cosas en las que pensar. Tras una estancia de dos años en Roma, durante la cual compuso su poema Desconort y su tratado Arbor scientiæ regresó a Génova (1296) y luego, tras una corta visita a Mallorca, fue a París (1298-99). Hacia 1300-01 es la fecha más probable de su visita a Chipre para realizar sus planes de convertir a los musulmanes. Los años 1302-05, llenos de actividad literaria, los pasó entre Génova, Mallorca, Montpellier y París. En 1305 o 1306 hizo un segundo intento al norte de África, esta vez con la idea de oponerse a los averroístas. Se atrevió a presentarse otra vez en Bujía, pasando muchos peligros y permaneciendo seis meses cautivo, para ser desterrado una vez más. A su vuelta naufragó cerca de Pisa y perdió todas sus posesiones, incluyendo sus libros. Marchó a Aviñón, para ver al nuevo papa, Clemente V, pero de nuevo le acompañó la frustración, yéndose otra vez a París para enseñar (1309-11). Este último año estuvo en el sínodo de Vienne, dirigiéndose a la asamblea de obispos en varias ocasiones, exhortándoles a la condenación del averroísmo, a la unión de las órdenes espirituales de caballería en una sola, a la conquista de Tierra Santa y especialmente a la fundación de colegios misioneros y cátedras para la enseñanza de las lenguas orientales. La última fue la única propuesta adoptada. El profesorado de lenguas orientales se creó en Aviñón, París, Bolonia, Oxford y Salamanca. Desde Vienne parece que fue primero a Mallorca, luego estuvo en París y Montpellier para embarcarse en el invierno de 1314 desde Messina para su último viaje misionero a África. Tras una corta estancia en Túnez, regresó a Bujía, donde permaneció escondido con comerciantes cristianos. Un día se presentó en público, provocando la reacción de la muchedumbre que se había congregado, siendo atacado y dejado medio muerto en la bahía, de donde fue recogido por dos capitanes cristianos, aunque murió al día siguiente en su viaje a Mallorca.
 
Su culto fue confirmado por el Papa Pío IX mediante decreto del 11 de Septiembre de 1847, aprobando la Misa In Virtúte tua del Común de los Mártires (en tiempo de Pascua, la Misa Protexísti), que fue extendida a los Franciscanos el 4 de Febrero del año siguiente. Antonio Raymundo Pascual escribió una Vida (distribuida en dos tomos) en 1891.
  
ORACIÓN
Oh Dios, que honraste a tu bienaventurado Mártir Raimundo con el celo de las almas y la solicitud para dilatar la Fe: concédenos a nosotros tus siervos, que por sus ruegos e intercesión, nos mantengamos firmes hasta la muerte en la fe que de tu gracia recibimos. Por J. C. N. S. Amén.

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