jueves, 28 de diciembre de 2023

LOS SANTOS INOCENTES, FIGURA DE TODOS LOS MÁRTIRES

Masacre de los inocentes en Belén (Lodovico Mazzolino. Ámsterdam, Museo Real).
    
«“Entonces se cumplió”, &c. Las palabras de Jeremías (31:15), aquí citadas, no son tanto “una profecía” en relación al evento al cual se referían originalmente, a saber, la abducción de las diez tribus a la cautividad, como la narración de un hecho pasado. En la profecía de Jeremías, se hace mención solamente de la tribu de Efraín, de la cual había surgido Jeroboán, su primer rey. Este era el jefe de las diez tribus llevadas a la cautividad. Raquel, la abuela de Efraín, entonces en su tumba, es, por una fuerte forma de decir, representada por Jeremías, deplorando y lamentándose en alta voz por sus hijos mientras pasaban por su tumba a la cautividad, a fin de comunicar una idea del triste destino y los infortunios que les esperaban en una tierra extraña. Aquí el Evangelista, acomodando las palabras de Jeremías a su propósito presente, dice que sus palabras se han cumplido en la matanza de los Santos Inocentes, en cuanto a que ha surgido en Israel bajo Herodes, una causa similar, o mejor, mayor, más calculada todavía para causar lamentación que la abducción de las diez tribus, la causa de la lamentación a que se refería Jeremías. San Mateo compara lo que sucedió ahora bajo Herodes, con lo que pasó en la ocasión referida por Jeremías. Entre ambos existió la mera relación de similaridad. Bajo el tipo de la anterior calamidad, el Espíritu Santo desea, en ese pasaje de Jeremías, para denotar la matanza de todos los mártires, y el lamento de su madre, la Iglesia (simbolizada por Raquel), por los primeros frutos, o mejor, flores, como la Iglesia los llama, de todos los mártires puestos a morir por Cristo: “Salvéte, flores Mártyrum” (Hymno in festo Ss. Innocéntium).
    
“Raquel”, la madre de Benjamín, fue sepultada cerca de Belén, en los confines de Judá y Benjamín; y como la gente de Judá y Benjamín estaba mezclada en ese distrito, cerca de Belén, aún se dice que Raquel, si bien no era la madre de Judá, se lamenta por todos sus hijos, de los cuales los de Benjamín, “en la comarca de Belén”, formaban una parte. Además, tanto Judá como Benjamín conformaban un solo reino, así que lo que le pasaba a uno puede decirse que era común al otro.
    
Raquel “no hallará quien la consuele, porque ya no existen”. Estas palabras significan, en referencia a los israelitas llevados a la cautividad, que los que fueron llevados iban a quedar cautivos, lejos de la tierra de sus padres. En referencia a los Santos Inocentes, significan, sin tomar en cuenta las coronas de inmortal gloria reservadas para ellos, “que ya no existen vivos, habiendo sido dados a la muerte”. Tanto en el texto hebreo como en la Septuaginta de Jeremías, tenemos “lamentación, llanto, y duelo”, tres palabras. En San Mateo, solamente dos: “lamentación y gran duelo”. Probablemente, San Mateo solo citó la sustancia de Jeremías, y la palabra “grande” puede decirse para comunicar la idea del “llanto” expresada en Jeremías.
     
“En Ramá”. “Ramá” significa “altura”. Por ende, entendiendo San Jerónimo por ella cualquier lugar elevado, la hace un nombre común: “se oyó una voz en la altura” (Jer. 31:15). El intérprete griego de San Mateo, siguiendo la Septuaginta en Jeremías, la hace un nombre propio: “se oyó una voz en Ramá”, una ciudad en la tribu de Benjamín a siete millas de Belén, cerca a Gabaa, en los límites de Judá y Benjamín. Las palabras comunican una idea del fuerte lamento que fue oído a siete millas de distancia, partiendo desde Judá hasta Benjamín, mostrando su dolor común. La versión de San Jerónimo comunica la misma idea: Se oyó una voz en la altura, y ascendió muy alto. Esto puede ser alusivo al uso de los judíos, quienes, en las ocasiones de duelo, subían a montañas altas, para lamentarse y expresar su profundo dolor» [Mons. JOHN McEVILLY, Arzobispo de Tuam. An Exposition on the Gospels (Exposición de los Evangelios), Comentario a San Mateo II, 17].

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