viernes, 8 de diciembre de 2023

NUESTRA SEÑORA DE JUQUILA


Nuestra Señora Inmaculada Virgen de Juquila es venerada en el pueblo de Santa Catarina Juquila (edo. Oajaca, Méjico). La estatua, del tipo de la Inmaculada Concepción y de una tercia de vara (30 cm) y el grueso de 2 dedos (4 cm), fue traída de España por el fraile dominico Juan Jordán de Santa Catarina (en el siglo Cristóbal de Fuentecillas), quien fue el primero en llevar la Fe Católica a los pueblos indígenas de Oajaca. Él mantuvo la imagen en su casa en Amialtepec hasta su muerte en 1558, cuando la entregó a un campesino a quien catequizó. Él cuidó de esta imagen en su casa. En 1633, las autoridades eclesiásticas tuvieron conocimiento de esta Virgen tan venerada por los indígenas que quisieron construirle una iglesia. Algunos años después, un incendio consumió la población de Amialtepec incluyendo la iglesia. La Virgen, sin embargo, resultó ilesa, y los lugareños la hallaron de pie sobre una planta de agave tallada. Su milagrosa sobrevivencia la hizo más famosa, y un sacerdote en el cercano pueblo de Santa Catalina Juquila, P. Jacinto Escudero, decidió que la imagen debía ser trasladada a la iglesia de su pueblo. Sin embargo, parecía que quería quedarse con su pueblo en las montañas y así, la noche después que Ella fue llevada a Juquila, se regresó a Amialtepec. El pueblo indígena fue castigado por el presunto robo, la imagen fue regresada a Juquila y se le puso guardias día y noche. Aun así, regresó a su pueblo. Incluso los guardias, cadenas y candados no pudieron retenerla en Juquila. Después del tercer escape, Escudero se rindió por un tiempo, pero después apeló ante el obispo de Antequera, quien, en 1719 acordó una vez más trasladar la imagen de la Virgen desde Amialtepec a Juquila. Esta vez, la imagen se quedó y gradualmente la gente aceptó su nuevo hogar. Ella continuó haciendo milagros en ambos lugares. En 1784, se construyó su actual templo, que recibe peregrinos de Méjico y del extranjero.

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