sábado, 9 de diciembre de 2023

LA “FÓRMULA DE CONFUSIÓN” DE ARINZE

Traducción del artículo publicado por el padre Thomas John Ojeka.
   
El “cardenal material” Francis Anizoba Arinze afirmando que «…las respuestas equivocadas son tantas como los estudiantes que no saben aritmética, [pero] la respuesta correcta es una sola…». Una excelente analogía: el sentido común de un católico informado puede imaginar lo bueno que pudo resultar de aplicar la misma analogía al “diálogo interreligioso” y su resbaloso “y/o” respecto a la denominada forma “ordinaria” y “extraordinaria” de la Misa…
   
Hace unos días, un investigador me envió un vídeoclip que era para él una fuente de confusión: el vídeo tenía al “cardenal” Francis Arinze bajo los reflectores comentando una cuestión referente a la sagrada liturgia. Después de hacer unos comentarios sobre el corto, le dije que escribiría un artículo sobre él. Un día después, como si fuera coincidencia, pero en realidad providencialmente, vi otro corto en Facebook presentando nuevamente al “cardenal” Arinze. Fue de este último metraje que me inspiré para obtener el título del artículo, al usar su propia frase «fórmula de la confusión»
    
Comentando sobre la controversia alrededor del denominado “Sínodo sobre la sinodalidad” y argumentando a favor, dijo
«…si un sínodo está estudiando nuestra fe y siguiendo la tradición y la doctrina de la Iglesia, correcto; pero si este es pensado para ser libte para todos donde cada individuo venga, eso es una opinión individual: entonces ya no estamos hablando de nuestra fe. Es una fórmula de la confusión».
¡Ahí lo tienes! 
    
Pero, ¿qué es la «fórmula de la confusión» del “cardenal” Arinze? El presente artículo es un pequeño intento para entenderlo. 
     
RESUMEN DEL VÍDEOCLIP
    
El vídeoclip que sirve de punto de partida para nuestros propósitos está anexo abajo:
   
   
Si bien mis capacidades de resumir dejan mucho que desear, estoy persuadido que todo el vídeo puede resumirse así:
  1. En la Iglesia Católica hay una la denominada forma “ordinaria” y “extraordinaria” del Sacrificio de la Misa.
  2. Ambas formas pueden, y se las debe dejar, coexistir: y debería haber libertad para celebrar una forma o la otra, sin que nadie imponga su preferencia ni condenar la preferencia del otro.
  3. Los elementos destacados en ambas formas puedan ser exagerados: la relación directa con Dios; la adoración, la transcendencia de Dios (para la forma extraordinaria); y la comunidad y la congregación (para la forma ordinaria).
  4. En la controversia alrededor de la “forma ordinaria” y “forma extraordinaria”, el problema no tiene nada que ver con el latín.
Se pueden escribir muchos libros sobre cada uno de estos puntos. Como señalara el P. Cekada de bienaventurada memoria en sus conferencias, alguien podría escoger cualquiera de estos temas para una tesis doctoral. Para nuestros propósitos, bastará para un esquema por medio de unos puntos clave.
  
¿HAY UNA “FORMA ORDINARIA” Y “FORMA EXTRAORDINARIA” DE LA MISA EN LA IGLESIA UNA, SANTA, CATÓLICA, APOSTÓLICA Y ROMANA?
    
Para un Sentido común católico informado, la respuesta es obviamente negativa: afirmar lo contrario puede considerarse o una falta del conocimiento debido (esto es, ignorancia) o malicia.

El hecho es que en la Iglesia Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana simplemente hay el Rito Romano Tradicional del Sacrificio de la Misa: decir que hay dos formas, una ordinaria y la otra extraordinaria, solo puede provenir del padre de la mentira.

Mientras, cualquiera que profundice un poco en la historia reciente sabe con certeza que incluso cuando los renovadores litúrgicos modernistas forjaron el embrollo ecuménico falsamente llamado el “nuevo orden de la Misa”, fue con el fin de desplazar y sustituir la Misa Católica tradicional en todo el mundo, y los que querían la Misa antigua eran tratados por la impostora jerarquía modernista como parias y desadaptados entre 1964-1684. 

Sin embargo, por un indulto en 1984 y luego el establecimiento de la comisión “Ecclésia Dei” de 1988, fue removido algo del estigma mientras se permitió que se celebrara una versión simplificada de la Misa Antigua según el Misal del pretendiente papal Juan XXIII siguiendo un conjunto de restricciones. Esta indulgencia tenía que ser concedida puesto que el Vaticano modernista no podía acabar con la actual resistencia tradicionalista a la Nueva Misa que comenzó en la década de 1960. El indulto fue para satisfacer la nostalgia de los que estaban apegados a las campanas e inciensos del Rito Antiguo pero no tenían escrúpulos respecto a las nuevas doctrinas características de la impostora religión modernista. Esto fue para su satisfacer su “sentido religioso” con los rituales católicos, mientras adhieren con tranquilidad a las doctrinas modernistas. 

Las etiquetas de forma “ordinaria” y “extraordinaria” nunca existieron hasta 2007 cuando el pretendiente papal Benedicto XVI publicó un pretendido Motu próprio (Summórum Pontíficum) en el cual permitió un uso más amplio de la versión simplificada de 1962 de la Misa Antigua en el seno de la impostora iglesia modernista ocupante de los edificios católicos.

Bueno, parece que por así decirlo, está forzado a “salvar su bebé”, su legado, porque los términos “forma ordinaria” y “forma extraordinaria” fueron acuñados por el entonces impostor papal Benedicto XVI cuando él, el “cardenal” Arinze, era el incumbente “Prefecto [modernista] de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos”.
  
¿AMBAS FORMAS EXPRESAN LA “LEY DE LA ORACIÓN” Y LA “LEY DE LA CREENCIA” CATÓLICA?
   
El “cardenal” Arinze dice que ambas formas pueden, y se las debe dejar, coexistir: y debería haber libertad para celebrar una forma o la otra, sin que nadie imponga su preferencia ni condenar la preferencia del otro. De ahí es claro que para él ambas formas son expresiones de la ley de oración y la ley de creencia católica. Aquí está amargamente equivocado de nuevo. 
    
Ahora, después que el impostor papal Pablo VI promulgó el Novus Ordo Missæ y su Instrucción General el 3 de Abril en 1969, vino la famosa “Intervención Ottaviani” cuyo punto principal era que
«…el nuevo Ordo Missæ… se aleja de modo impresionante, tanto en conjunto como en detalle, de la teología católica de la Santa Misa tal como fue formulada por la 20.ª sesión del Concilio de Trento…» (citado por el P. Cekada en “Obra de manos humanas”, pág. 135).
Es superfluo destacar que aquello que «se aleja de modo impresionante de la teología católica de la Santa Misa» no puede ser al mismo tiempo «una expresión de la ley de oración y la ley de creencia católica».
    
Ahora, aunque la denominada forma extraordinaria es una versión simplifada de la integral liturgia católica tradicional, retiene unos vestigios de la Misa Antigua para mostrar sumariamente que, en comparación, la denominada forma ordinaria representa una nueva religión, una religión “centrada en el hombre”, como uno de sus creadores es citado habiéndolo proclamado orgullosamente [James Dunlop Crichton, N. del T].
    
El mismo “cardenal” Arinze atestigua esto por su propia cuenta al comparar las dos, pero falla al presentar la conclusión lógica. Sus palabras son:
«…veis, que en lo que llamamos la forma extraordinaria o Missa Tridentína en general se destaca más la relación directa con Dios, enfatiza más la adoración… enfatiza más… Dios es “super”, “por encima”, “trascendental”, y eso es un elemento importante que necesitamos mucho en el mundo de hoy… La forma presente enfatiza más la comunidad, la congregación, y eso también es un elemento importante…».
Obviamente: según su dicho, la liturgia anterior está “centrada en Dios” y la posterior “centrada en el hombre”, pero la abrumadora influencia del modernismo conservador en él le obliga a afirmar que ambas tienen iguales derechos como expresiones de la ley católica de la oración y creencia, y que se debe permitir que ambas coexistan con la esperanza de ejercer influencia mutua, una sobre la otra… «¡Cómo han caído esos valientes, y se han perdido las armas con que peleaban!».
    
¡UN DEFENSOR JOCOSO, EN REALIDAD!

El impostor papal “Pablo VI”, con los seis ministros protestantes [1] Alfred Raymond George (metodista), [2] Ronald Claud Dudley Jasper (anglicano), [3] Massey Hamilton Shepherd Jr. (episcopaliano), [4] Friedrich-Wilhelm Künneth (luterano), [5] Eugene L. Brand (luterano), y [6] Max Thurian (calvinista y sub-prior de Taizé), que lo inspiraron a él y sus cohortes con la sabiduría necesaria para forjar un servicio ecuménico propio. El “cardenal material” Arinze afirma que este desorden ecuménico “centrado en el hombre” es «una expresión de la ley de oración y la ley de creencia católica»: vaya fórmula para la confusión espiritual…
 
El “cardenal” Arinze es aclamado como “un defensor jocoso de la ortodoxia” por los neotradis atascados en la rutina de la impostora iglesia modernista. En esta ocasión, no dejó de impresionar a sus fanáticos, diciendo:
«…la Iglesia está viva, la Iglesia Católica no vive en el Museo Vaticano, la liturgia es sagrada y los elementos esenciales están fijados, sin embargo, la manera de celebrar puede ser retocada por la Santa Madre Iglesia. Cuando Cristo vino, Él no nos dijo: “cuando empecéis la Misa, comenzad al pie del altar, decid el Kýrie, decid el Gloria, no digáis el Gloria durante la Cuaresma, decid el Credo el domingo”; la Iglesia hizo todo eso, y debemos confiar en la Iglesia. Así que todo buen católico seguirá flexible y abierto a lo que diga la Santa Madre Iglesia, y sabe que la Iglesia es mucho más sabia que tú o que yo…».
Tenemos aquí un ejemplo de la táctica modernista de decir una verdad mientras se defiende una horda de errores. Ahora, es verdad que
«Habiendo la Iglesia recibido de Cristo, su Fundador, el cargo de guardar la santidad del culto divino, a ella le toca ciertamente –salvo la sustancia del sacrificio y de los sacramentos–, mandar aquellas cosas, a saber: ceremonias, ritos, fórmulas, preces, canto, por las que ha de regirse de la mejor manera aquel augusto y público ministerio, cuyo nombre peculiar es Liturgia, como si dijéramos, la acción sagrada por excelencia. […] Por eso Celestino I creía ver expresado el canon o regla de la fe en las fórmulas venerandas de la Liturgia. Dice efectivamente: “La ley de creer ha de establecerla la ley de orar” [Indículus de Grátia Dei, cap. VIII. Denz. 139]» [Papa Pío XI, Constitución Apostólica “Divíni cultus”, 20 de Diciembre de 1928. Denz. 2200].
Con todo, decir que Cristo «dijo: “cuando empecéis la Misa, comenzad al pie del altar, decid el Kýrie, decid el Gloria, no digáis el Gloria durante la Cuaresma, decid el Credo el domingo”» con un tono cómico, astutamente radica el venerado rito tradicional del Sacrificio de la Misa en defensa del desorden ecuménico falsamente llamado forma ordinaria, manifestándose como un “defensor jocoso” de la misa del nuevo orden...
   
UN FRACASO LAMENTABLE
    
De acuerdo al “cardenal” Arinze, los elementos destacados en ambas formas puedan ser exagerados: la relación directa con Dios; la adoración, la transcendencia de Dios (para la forma extraordinaria); y la comunidad y la congregación (para la forma ordinaria).
    
Sin embargo, al intentar ejemplificar tal exageración, falló lamentablemente en mostrar cómo se puede exagerar al destacar «la relación directa con Dios; la adoración, la transcendencia de Dios». Su único argumento contra lo que él llamó la “forma extraordinaria” es la mala pronunciación de las palabras latinas por los sacerdotes, y esto no tiene nada que ver con “exagerar” al destacar la relación con Dios, la adoración, etc.…
   
Mientras tanto, lo que él afirma son “exageraciones” en la nueva forma son realmente cosas intrínsecas a la centralidad en el pueblo del desorden ecuménico: el laico revestido mirando a la congregación laica celebrante como lo hacen los anunciantes de la radio, atrayendo su atención con gesticulaciones, robando algunas sonrisas con algunas personas que conoce; aplaudir y batir palmas unos con otros, bailar…
    
EL PROBLEMA NO ES EL LATÍN
   
Una vez más, el “cardenal” Arinze afirma algo verdadero: en la controversia alrededor de la “forma ordinaria” y “forma extraordinaria”, el problema no tiene nada que ver con el latín. Dicho de otra manera, cuando aquellos que tienen algo del Sentido común católico rechazan el “Novus Ordo Missæ”, su rechazo no tiene que ver con el latín como su punto de partida.
    
Tiene razón al decir que la denominada “forma ordinaria” «puede ser celebrada en latín, totalmente en latín», así que el latín no es el problema. Sin embargo, de nuevo, afirma esto en el intento de defender el desorden ecuménico al decir: «el principal problema [esto es, lo que él llama “exageraciones”] no está en la forma ordinaria o la forma extraordinaria».
     
Por otra parte, cualquiera que asiste a una Misa Católica Tradicional y tiene un misal, tendrá también todo el texto de la Misa en su idioma al lado del texto latino: así que la creación del denominado Nuevo Orden de la Misa no tiene nada que ver con el latín. Cualquiera con un Sentido común católico informado sabe que el proyecto ecuménico modernista fue su fuerza impulsora.

El el “cardenal” Arinze (entonces un joven obispo), no pudo ser contado entre los pocos católicos –obispos, sacerdotes y laicos– intransigentes en los años 60 que rechazaron el denominado “Nuevo Orden de la Misa” por razones doctrinales y morales: él no pudo ver, y todavía no ve, que la nueva misa es protestante, acatólica, destructora de la Fe Católica, un vehículo para la revolución doctrinal y representa una nueva religión. Él no pudo ver, y todavía no lo ve, que la nueva misa es groseramente irreverente y sacrílega, e incluso inválida [porque el significado de la forma sacramental ha sido cambiada una y otra vez…]

Sí, todavía no puede verlo, y tristemente…
   
El “cardenal material” Arinze con su colorida mitra que algunos la consideran representa su simpatía por la comunidad LGTBI; mientras los otros insisten que representa la “cultura africana”, porque los africanos frecuentemente visten cosas bellas y coloridas…

EN RESUMEN
  • Ordenado sacerdote [9 de Diciembre de 1958] pocos meses después que el primero en la lista de impostores papales modernistas comenzara su pretendido y apóstata papado [el primer Papa según los deseos de la militancia judeomasónica involucrada en la conspiración para iniciar una revolución en Tiara y capa pluvial, una versión religiosa de la Revolución Francesa, dentro de los cuatro muros de la Iglesia Católica que la sinagoga de satanás consideraba su archiememiga]; ver “Instrucciones Permanentes de la Alta Vendita” aquí.
  • Consagrado obispo [a los 32 años el 23 de Noviembre de 1965] mientras el Concilio Ladrón modernista estaba en sesión, y llamado a contatse entre los “Padres conciliares” modernistas durante su última sesión;
  • Creado “cardenal” modernista [algunos añadirían Material] el 25 de Mayo de 1985;
  • Hecho prefecto del Secretatiado para los no cristianos [1948], después renombrado Pontificio consejo para el Diálogo interreligioso [1985-2002]:
  • Hecho prefecto modernista de la prefect “Congregación para el Culto divino y la Disciplina de los Sacramentos”.
Toda la carrera del “cardenal” Arinze ha sido la de alguien que marcha celosamente bajo el estandarte judeomasónico, al frente de la Gran Apostasía, siempre creyendo que está marchando bajo el estandarte de las Llaves Apostólicas.
    
Aún muy comprometido con el proyecto modernista, él promueve el mito de la “Forma ordinaria” y la “Forma extra-ordinaria”: esta es una fórmula de confusión para los que intentan examinar las cuestiones alrededor de las famosas glorias del Concilio Vaticano II frente a la doctrina de la infalibilidad y la indefectibilidad de la Iglesia Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana.
    
Como un estudiante que no sabe de aritmética, él afirma que un rito “centrado en Dios” y otro “centrado en el hombre” son ambas expresiones de la misma ley de culto y ley de oración católica (obviamente una respuesta equivocada), mostrando que no sabe nada de la ley de culto católica y la ley de la Fe católica (siguiendo su analogía de «las respuestas equivocadas son tantas como los estudiantes que no saben aritmética, [pero] la respuesta correcta es una sola…»).

Dado que la doctrina y práctica modernista del diálogo interreligioso proviene de las proposiciones condenadas «Todo hombre es libre en abrazar y profesar la religión que, guiado por la luz de la razón, tuviere por verdadera» (condenada por la Carta Apostólica “Multíplices inter” del 10 de Junio de 1851, y la Alocución consistorial “Máxima quídem” del 9 de Junio de 1862) y «Los hombres pueden encontrar en el culto de cualquier religión el camino de la salvación eterna y alcanzar la eterna salvación» (condenada por la Encíclica “Qui plúribus” del 9 de Noviembre de 1846, la Alocución consistorial “Ubi primum” del 17 de Diciembre de 1847, y la Encíclica “Singulári quídem” del 17 de Marzo de 1856) [Sílabo de errores, proposiciones 15 y 16], él, habiendo sido un jugador clave en el proyecto modernista del diálogo interreligioso, muestra que él no sabe que solamente existe una Religión verdadera, la Religión Católica, y que todas las demás son falsas, y que el diálogo interreligioso es, por una parte, semejante a un profesor dialogando con los estudiantes que dan una respuesta equivocada en una clase de aritmética cuando la respuesta correcta es una sola, y por otra, un rechazo a la institución divina de la Religión Católica: es ponerla en pie de igualdad con los productos de la malicia del padre de la mentira, y el producto de las débiles imaginaciones de los hombres.
    
Su falla en la década de 1960, junto a sus compañeros obispos de entonces en Nigeria, en ver que el Novus Ordo Missæ «se aleja de modo impresionante, tanto en conjunto como en detalle, de la teología católica de la Santa Misa tal como fue formulada por la 20.ª sesión del Concilio de Trento…» da cuenta de la fácil institucionalización de la nueva religión modernista en los edificios católicos en Nigeria mientras retenía los nombres católicos.

La caridad católica nos urge a orar para que
  • Le sea concedida la gracia de darse cuenta que toda su carrera desde su ordenación sacerdotal la de alguien que marcha celosamente bajo el estandarte judeomasónico, al frente de la Gran Apostasía, siempre creyendo que está marchando bajo el estandarte de las Llaves Apostólicas,
  • Y que, colaborando con esa gracia, rechace totalmente el proyecto modernista y esté firme por la Fe Católica tradicional, la Fe que profesó cuando el bienaventurado padre Michael Tansi lo bautizó el 1 de Noviembre de 1941.
La esperanza no es tal si uno no estuviese esperando contra la esperanza, ¿cierto?
   
Hasta que eso pase, la misma Caridad Católica urge que se advierta a las personas de buena voluntad sobre esta fórmula de confusión espiritual. Sin rencores.

1 comentario:

  1. En su libro-entrevista biográfica de 2006 “God’s Invisible Hand: The Life and Work of Francis Cardinal Arinze”, Francis le reveló al periodista Gerard O’Connell (sí, el esposo de “la amiga” bergogliana Elisabetta Piqué) que su nombre de nacimiento era Anizoba, que en lengua igbo significa «Que Ani te salve». Ani (o Ala, Ana, Ale y Ali, según el dialecto) es la deidad femenina de la tierra en la religión odinani (sistema de creencias de los igbo), como Gea/Cibeles/Pachamama/Matar Kubileya.

    https://books.google.com/books?id=tsx3CgAAQBAJ

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