miércoles, 26 de abril de 2023

OS BISPÕES DA CNNB TEM MEDO AO SEDEVACANTISMO

La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil tuvo su 60.ª Asamblea General en el auditorio Noé Sotillo del Santuario Nacional de Nuestra Señora de Aparecida. En su última sesión, presentaron un informe titulado “Amenazas a la comunión eclesial en el contexto sociopolítico y pastoral actual”, donde culparon a la “extrema derecha” y a los medios conservadores católicos de la polarización que se vive en Brasil desde el 2013, cuando Jair Messias Bolsonaro fue elegido presidente.

Os resumiremos algunos puntos de ese informe de 40 páginas:

La CNBB afirma que «Bolsonaro recurrió a la religión, como lo atestigua la expresión que dio apoyo “teológico” a su gobierno: “Brasil sobre todo, Dios sobre todo”, sus reiterados encuentros con líderes religiosos evangélicos y católicos, en los que buscó asociar su gobierno a un supuesto mandato divino de carácter salvacionista, contra el “pueblo corrupto”, que había gobernado Brasil antes que él, y contra sus enemigos, identificados con la izquierda, fuertemente satanizada». Pero se le olvida (o mejor, QUIERE QUE LA GENTE OLVIDE) que su “mesías petero” Luiz Inácio Lula da Silva llegó al poder gracias a la “Teología de la Liberación” adoptada en la Conferencia de Medellín y promovida por Hélder Pessõa Câmara, “El arzobispo rojo” de Recife cuya causa de “beatificación” promueven actualmente.
  
Dicen que el período de “acomodación” entre “conservadores” y “progresistas” estuvo marcado por Juan Pablo II Wojtyła y Benedicto XVI Ratzinger,
«quienes, más que la apertura a la creatividad de la primera recepción del Concilio, se preocuparon por ofrecerle una mayor marco institucional y doctrinal. Sin duda importante en tiempos de transición e incertidumbre, este marco cambió gradualmente el perfil del episcopado brasileño, que pasó a preocuparse más por la dimensión moral, canónica, celebratoria y dogmática de la fe, que por cuestiones de carácter pastoral o de impacto de la acción de los fieles en el espacio público. Los profundos cambios que afectaron a la sociedad y la cultura, cada vez más plurales y fragmentadas, reforzaron la discontinuidad del modelo eclesial del período inmediatamente posterior al Concilio».
Si esa opinión por parte de la CNBB a Wojtyła no es “juzgar al Papa” (como gustan decir los conciliares en redes sociales hasta el hartazgo cuando se señalan los errores y herejías de Bergoglio), ¿QUÉ DIABLOS ES ENTONCES? 
   
Los obispones brasileños creen haber hallado el origen de la polarización en la falta de valores que cohesionen la identidad:
«Zygmunt Bauman, desde una perspectiva analítica, recurrió a la expresión “sociedad líquida” para hablar de cultura posmoderna, plural y fragmentada, sin referencia a elementos epistemológicos, metafísicos, éticos y religiosos que le sirvieran de fundamento y horizonte de sentido. Benedicto XVI, en un juicio más pesimista, percibe en esta falta de fundamento y de horizonte los signos de una ‘dictadura del relativismo’. Ambas lecturas ayudan a comprender la irrupción, en las últimas décadas, del llamado a la afirmación de la identidad, que en el mundo religioso se traduce en fundamentalismos y tradicionalismos».

El análisis detalla que «la polarización social y política de la sociedad [brasileña], iniciada en 2013, pasó paulatinamente a contar con el apoyo ideológico-religioso de algunas de estas comunidades y personas influyentes. Sin conexión directa con los movimientos espirituales nacidos después del Concilio ni con las innumerables expresiones del catolicismo popular, la predicación de grupos tradicionalistas vinculados al Centro Dom Bosco y sus múltiples sucursales en todo Brasil, encontró eco y adhesión en los millones de fieles vinculados a estos movimientos y expresiones de la religiosidad popular».

En otro apartado del informe, se subraya, a modo de lamento, que «habría que preguntarse si el mismo fenómeno ocurrido en la sociedad en los últimos años, a saber, la recuperación por parte de la extrema derecha de los descontentos presentes en las manifestaciones de 2013, no se encontraría también en la Iglesia, es decir, el discurso neotradicionalista que recupera y manipula las expresiones de los fieles presentes en las múltiples formas de vivencias de los movimientos devocionales y espiritistas».

El informe encargado por los obispones brasileños deja muy claro su postura en uno de sus párrafos al afirmar lo siguiente:
«Al mostrar cómo la acción de ciertos programas de TV de inspiración católica, combinada con la acción de influyentes “católicos”, de perfil neotradicionalista o en sintonía con él, sobre los “fieles comunes”, considerados “conservadores” o “tradicionales” por los estudiosos que los tuvieron en cuenta en los estudios que les dedicaron, ha contribuido a la intensificación de la polarización dentro de la Iglesia y dar apoyo ideológico a la polarización social y política».

Por lo que la CNBB dice más adrelante:
«El diagnóstico del escenario interno mostró cómo la oposición entre la “Iglesia progresista o libertadora” y la Iglesia “conservadora y tradicional”, a partir de la acción de grupos “neotradicionalistas”, produjo, sobre todo en los últimos años, una polarización en el mundo católico, “diabolizando” la tradición que nació de la recepción creativa del Concilio Vaticano II en América Latina y el Caribe, que tiene como una de sus señas de identidad la opción preferencial por los pobres».
A modo de conclusión, el propio análisis de la coyuntura eclesial propuesto «asocia el proceso de polarización, por por un lado, a la acción de grupos políticos de extrema derecha que manipulan la religión para lograr sus fines, y, por otra parte, a la acción de grupos neotradicionalistas», y llega a plantear que la CNBB «debería pensar seriamente en crear algún tipo de observatorio o instancia que ayude a los fieles católicos a discernir lo que es publicado en los supuestos “medios católicos”». O en términos castizos, un “Ministerio de censura”.

Un análisis permite determinar cuántas veces aparecen determinadas palabras:
  • Política 118
  • Lula 31
  • Democracia 17
  • Bolsonaro 16
  • Derecha 12
  • Elecciones 10
  • Iglesia Católica 4
  • Dios 2
  • Fe 2
Como se ve la política es la que nás hace presencia en el informe. 
  
*****
  
Pero es en la página 22 que la CNBB carga más las tintas, después de decir que el pentecostalismo católico ha acogido el discurso conservador:
«Sin embargo, este tipo de espiritualidad (pentecostal católica) se tornó permeable a predicaciones más ideológicas, propuestas por influyentes y grupos de perfil más tradicionalista, como los del Centro Dom Bosco. De estos influyentes y grupos surgió, sobre todo a partir de las manifestaciones de 2013 y de la polarización que ha marcado a la sociedad brasileña desde entonces, la satanización del catolicismo progresista o liberador, la cruzada de difamación y desinformación contra la Iglesia comprometida con los pobres, la campaña contra las reformas propuestas por el Papa Francisco, la difusión del sedevacantismo, la persecución de la Campaña de la Fraternidad [colecta de donaciones en Cuaresma (análoga a la “Comunicación cristiana de bienes”), que incluso adquiere un revestimiento ecuménico, N. del T.], de teólogos e instituciones que discutan temas considerados por ellos heréticos o contrarios a la doctrina, generando confusión entre el “creyente común” y conquistando ciertos sectores importantes para la institución eclesiástica, como seminaristas, sacerdotes e incluso obispos o sectores de laicos vinculados a movimientos eclesiales».
  

Ese párrafo se sintetiza en una sola palabra: MIEDO. LOS OBISPONES MODERNISTAS DE BRASIL TIENEN MIEDO. LE TIENEN MIEDO AL SEDEVACANTISMO MÁS QUE AL CORONA Y A LOS PENTECOSTALES:
  • Miedo porque el sedevacantismo va creciendo en Brasil (y ha resistido los ataques de la jauría modernista).
  • Miedo porque Gilberto Lima Ferreira y Leonardo Holtz se hicieron ordenar sacerdotes católicos por Mons. Rodrigo da Silva después de concluir que el rito montini-bugniniano es inválido.
  • Miedo porque el padre Ernesto Cardozo (ordenado por Mons. Marcel Lefebvre el 30 de Noviembre de 1986) los expone como apóstatas y comunistas.
  • Miedo porque el grito «Non habémus Papam» de Mons. Antonio de Castro Mayer en 1988, en plenas consagraciones de Écône (a pesar de los años y la negación de la Frater actual ni los traidores de Campos) todavía resuena.
  • Miedo, porque ellos mismos muestran ser simples apparátchik del PT, y que la religión del Vaticano II NO ES LA IGLESIA CATÓLICA.
Y si tienen miedo, que se compren un perro…

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