lunes, 22 de mayo de 2023

NOVENA EN HONOR A NUESTRA SEÑORA, REINA DE TODOS LOS SANTOS Y MADRE DEL AMOR HERMOSO

Novena dispuesta por el padre Tomás Saurina OP para la Real Archicofradía del Culto Perpetuo o Corte de María, y publicada en Palma de Mallorca por la imprenta de Juan Guasp en 1849.

A LOS INDIVIDUOS DE LA CORTE DE MARÍA, LA JUNTA DIRECTIVA.
Proponiéndose nuestra Real Archicofradía, por medio del culto continuo que tributa a la Santísima Virgen María visitando diariamente una de sus más célebres Imágenes, que esta Reina y Madre de Misericordia se nos muestre propicia en todo tiempo, y especialmente en la hora de nuestra muerte, ninguna novena parece más adecuada a tan piadoso fin que la de la Asunción de Nuestra Señora a los cielos, donde fue sublimada sobre los Coros angélicos y proclamada Reina de todos los Santos.

Así que la Junta directiva, de común acuerdo, ha adoptado para uso de nuestra Archicofradía la siguiente Novena, compuesta de devotas consideraciones tomadas del versículo 5, capítulo 8 del Cantar de Cantares, que San Pedro Damián entiende de nuestra celestial Reina. «¿Quién es esta que sube del desierto, abundante en delicias, apoyada sobre su amado?», y de un coloquio y súplica particular para cada dia. ¡Ojalá que todos nosotros, no contentos con fijar la vista en la sacratísima Virgen Madre de Dios y nuestra, que subió de la tierra al cielo nadando en delicias y apoyada en su amado Hijo, procuremos, a imitación de tan soberana Patrona, desprendernos de las cosas terrenas, acaudalar virtudes, y unirnos íntimamente a Jesucristo durante esta nuestra peregrinación, para que todos y cada uno de los que se alistaren en nuestra Real Archicofradía merezcan ser cortesanos del Cielo!
  
NOVENA DE LA REINA DE TODOS LOS SANTOS Y MADRE DEL AMOR HERMOSO, TUTELAR DE LA REAL ARCHICOFRADÍA DEL CULTO CONTINUO O CORTE DE MARÍA
  

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
  
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles siervos, y enciende en ellos el fuego de tu divino amor.
℣. Envia tu Espíritu, y serán criados.
℟. Y renovarás la faz de la tierra.
   
ORACIÓN
Oh Dios, que instruiste e ilustraste los corazones de los fieles con las luces de tu Espíritu Santo; haz que el mismo Espíritu ilumine nuestras almas, imprimiendo en ellas su verdad, y que las consuele sin cesar por medio de un gozo todo celestial. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

HIMNO
¡Oh Virgen la más pura y más gloriosa,
Entre los astros bellos ensalzada,
Que al niño por quien tú fuiste criada
Sustentas a tus pechos amorosa!

Tú vuelves con el fruto sacrosanto
Lo que perdió infeliz Eva engañada,
Y del Cielo la puerta antes cerrada
Abres a los que yacen en el llanto.
    
Tú eres puerta del Rey más excelente,
Y de la luz morada esclarecida:
Aplauda la salud que redimida
Logra ya tan feliz toda la gente.
   
Jesús, sea a Ti la gloria y alabanza,
Que de Vírgen naciste el más hermoso,
Con el Padre y Espíritu amoroso
Por los siglos eternos sin mudanza. Amén.

DÍA PRIMERO – 22 DE MAYO
CONSIDERACIÓN.

«¿Quién es esta?», preguntan los Ángeles en la Asunción de María, dice San Pedro Damián, como lo preguntaban en la Ascensiin del Señor. Mas ¿quién será capaz de dar una respuesta adecuada a semejante pregunta? ¿Quién es esta? ¿Qué queréis que os respondamos, Ángeles santos? Esta es el Milagro de la Divina Omnipotencia, o por mejor decir, el esfuerzo del brazo de Dios: «Hizo alarde del poder de su brazo, porque ha hecho en mí cosas grandes aquel que es poderoso». Esta es la gloria de la Ciudad Santa у el honor de su pueblo. Ved pues quién es esta; y si os parece que aun decimos poco, mayor es que todos los Santos, y más que vosotros mismos, y aun más que los Querubines y Serafines. En una palabra, ella es la Madre de Dios y la Señora de las virtudes, que bien se la puede aplicar con la debida proporción aquella misma respuesta que ya os fue dada por lo que toca a su divino Hijo.

Pues vengamos al fruto. «¿Quién eres tú?», nos preguntarán también a cada uno de nosotros al querer entrar por las puertas del Paraíso. «¿Quién eres tú?». –«Soy cristiano», responderemos. –«Mas ¿dónde están las obras dignas de cristiano? La soberbia, la envidia, el desarreglo de las pasiones, ¿son caracteres de cristiano?». –«Soy hermano de diferentes congregaciones». –«Pero ¿dónde está la frecuencia a sus ejercicios? ¿dónde la observancia de sus reglas?». –«Soy devoto de María; soy asociado a su Corte». –«Pero ¿dónde está la imitación de sus virtudes?, ¿dónde la humildad, la paciencia, la pureza y la mansedumbre, para poder tener parte en la gloria con la Señora de las virtudes?». Las reflexiones que aquí se proponen son muy importantes; ponderémoslas despacio, y resolvámonos de veras a cumplir nuestros deberes como cristianos, como congregantes, y como devotos y asociados a la Corte de María, si queremos tener parte en la gloria de esta gran Reina y Señora.
    
COLOQUIO Y SÚPLICA
¡Oh amabilísima Virgen María, que para disponeros a una santa muerte os preparasteis con tan gran cúmulo de méritos adquiridos con la práctica de las virtudes! Interceded por todos los que diariamente os obsequiamos y hacemos la Corte, para que conociendo que solo la virtud practicada mediante la gracia del Señor es el camino que nos conduce a la celestial patria, andemos siempre solícitos y cuidadosos en no separarnos de la senda de la virtud, preparándonos de este modo para una santa muerte. Amén.
   
Aquí cada uno pedirá lo que desee conseguir por medio de esta Novena.
    
Ahora, para más obligar a nuestra celestial Reina a que nos alcance cuanto la hemos pedido, y una feliz y santa muerte, la saludaremos con tres Ave Marías unidos al primer coro de los Ángeles:
  • Soberana Reina de todos los Santos у Madre del amor hermoso; por vuestro tránsito felicisimo os suplicamos que a todos los que en la tierra componemos los coros de vuestra Corte, y os visitamos y obsequiamos en vuestras más célebres imágenes, nos alcancéis auxilios eficaces para que sea feliz y santa nuestra muerte. Dios te salve, María, &c.
  • Soberana Reina de todos los Santos у Madre del amor hermoso; por vuestra Asunción gloriosa a los cielos, os suplicamos que a todos los que en la tierra componemos los coros de vuestra Corte, y os visitamos y obsequiamos en vuestras más célebres imágenes, nos alcancéis que después de nuestra muerte tengamos la dicha de ser llevados por los Ángeles al reino de los cielos. Dios te salve, María, &c.
  • Soberana Reina de todos los Santos y Madre del amor hermoso; por la excelsa e incomprensible gloria de haber sido coronada por la Trinidad augusta Emperatriz y Reina de todo el universo, os suplicamos que a todos los que en la tierra componemos los coros de vuestra Corte, y os visitamos y obsequiamos en vuestras más célebres imágenes, nos alcancéis que despues de nuestra muerte tengamos la felicidad de ser coronados en la Gloria, para que en compañía vuestra y de todos los Santos alabemos y ensalcemos a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Dios te salve, María, &c.
℣. La santa Madre de Dios es exaltada.
℟. Sobre los coros angélicos al celestial reino.
   
ORACIÓN
Señor, perdona los delitos de tus siervos, para que los que no podemos agradaros con nuestras acciones, alcancemos la salvación por medio de la intercesión de la Madre de tu Hijo Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
    
LETANÍA.

Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten misericordia de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios Padre, Criador de los cielos, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Trinidad santa, que eres un solo Dios, ten misericordia de nosotros.

Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Madre de Cristo, ruega por nosotros.
Madre de la divina gracia, ruega por nosotros.
Madre purísima, ruega por nosotros.
Madre castísima, ruega por nosotros.
Madre intacta, ruega por nosotros. 
Madre incorrupta, ruega por nosotros.
Madre sin mancha, ruega por nosotros. 
Madre amable, ruega por nosotros.
Madre admirable, ruega por nosotros.
Madre del Buen consejo, ruega por nosotros.
Madre del Creador, ruega por nosotros.
Madre del Salvador, ruega por nosotros.
Virgen prudentísima, ruega por nosotros.
Virgen digna de reverencia, ruega por nosotros.
Virgen digna de alabanza, ruega por nosotros.
Virgen poderosa, ruega por nosotros.
Virgen clemente, ruega por nosotros.
Virgen fiel, ruega por nosotros.
Espejo de justicia, ruega por nosotros.
Trono de la sabiduría eterna, ruega por nosotros.
Causa de nuestra alegría, ruega por nosotros.
Vaso espiritual de elección, ruega por nosotros. 
Vaso digno de honor, ruega por nosotros. 
Vaso insigne de devoción, ruega por nosotros. 
Rosa mística, ruega por nosotros.
Torre de David, ruega por nosotros.
Torre de marfil, ruega por nosotros.
Casa de oro, ruega por nosotros. 
Arca de alianza, ruega por nosotros.
Puerta del cielo, ruega por nosotros. 
Estrella de la mañana, ruega por nosotros. 
Salud de los enfermos, ruega por nosotros.
Refugio de los pecadores, ruega por nosotros.
Consoladora de los afligidos, ruega por nosotros.
Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros.
Reina de los Ángeles, ruega por nosotros.
Reina de los Patriarcas, ruega por nosotros.
Reina de los Profetas, ruega por nosotros.
Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
Reina de los Mártires, ruega por nosotros.
Reina de los Confesores, ruega por nosotros.
Reina de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Reina de todos los Santos, ruega por nosotros.
Reina concebida sin pecado original, ruega por nosotros.
Reina asunta al Cielo, ruega por nosotros.
Reina del Santo Rosario, ruega por nosotros.
Reina de la paz, ruega por nosotros.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, óyenos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.

Antífona: Bajo de tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todos los peligros, oh siempre Virgen gloriosa y bendita.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia; vida y dulzura, esperanza nuestra, Dios te salve: a Ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas: Ea pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María!
℣. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
℟. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oremos.

ORACIÓN
Omnipotente y sempiterno Dios, que por la cooperacion del Espíritu Santo preparaste el cuerpo y alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que mereciese ser digna morada de tu Hijo; concédenos a los que nos alegramos con esta conmemoración, que por su intercesión piadosa seamos libres de todo mal, como también de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor, que contigo vive y reina en la unidad del mismo Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

DÍA SEGUNDO – 23 DE MAYO
Por la Señal…
Invocación al Espíritu Santo, Oración e Himno.
   
CONSIDERACIÓN.
«Que sube». La vida de la Santísima Virgen fue un continuo subir de virtud en virtud, hasta llegar a la cumbre de la más perfecta y consumada santidad. A la santidad correspondió la gloria, y por esto fue exaltada a la diestra de su Hijo divino sobre todas las jerarquías angélicas.

Pasemos ahora con la consideración a reflexionar sobre nosotros mismos. ¿Cuánto hemos adelantado en la perfección cristiana? ¿Vamos creciendo en la virtud a proporción que crecemos en edad? La vida del justo es semejante a la luz, que va siempre en aumento hasta llegar a un perfecto y claro día. Pero, ¡ay! que tal vez de día en día vamos declinando al ocaso, siendo cada vez más opaca la luz de las buenas obras, y sucediendo a esta las tinieblas del vicio. Examinemos y veamos si es este nuestro modo de proceder; y si lo es, enmendemos nuestras costumbres, no vengamos a dar en una noche tenebrosa que se prolongue después de esta mortal vida en una oscuridad sempiterna.
    
COLOQUIO Y SÚPLICA
¡Oh excelsa Reina de todos los Santos, que tan ensalzada fuisteis por los raros ejemplos de humildad que disteis durante vuestra mortal vida! Os suplicamos que intercedáis por todos los que en la tierra componemos los coros de vuestra Corte, y os visitamos y obsequiamos en vuestras más célebres imágenes, para que desarraigando de nosotros el amor propio y la soberbia corramos por la senda de la ley santa del Señor, y asegurados sobre el cimiento de la humildad, subamos a imitación vuestra de virtud en virtud, y podamos llegar algún día por medio de una santa muerte al monte santo de la gloria. Amén.
   
Aquí cada uno pedirá lo que desee conseguir por medio de esta Novena.
    
Engrandezcamos la gloria de María, aplaudiendo con gran regocijo los triunfos de esta gran Reina; y para obligarla a que nos alcance cuanto la hemos pedido y una feliz y santa muerte, la saludaremos con tres Ave Marías unidos al segundo coro de los Ángeles (Siguen las Ave Marías del mismo modo que el primer día).
  
La Letanía y la Oración se dirán todos los días.
   
DÍA TERCERO – 24 DE MAYO
Por la Señal…
Invocación al Espíritu Santo, Oración e Himno.
   
CONSIDERACIÓN.
«Del desierto». Por este desierto entiende San Pedro Damián el mundo. Y efectivamente, como tal fue considerado de María el mundo, esto es, como un desierto que no produce nada bueno; y por esto tuvo siempre su Corazón vuelto hacia la tierra prometida del celestial Paraíso.
    
Aprendamos también nosotros a vivir en este mundo como si realmente fuese un desierto, persuadiéndonos: 1.º que nada bueno hay en el mundo, ni una fruta, ni aun una flor, que pueda saciarnos ni satisfacernos; 2.º que el mundo es una tierra de maldición arenosa y estéril, capaz solo de espinas y abrojos. Esto supuesto, a imitación de María desprendamos enteramente nuestro corazón del mundo, y procuremos acostumbrarnos a anhelar únicamente por la celestial patria. Tengamos presente que aquí no tenemos habitaciín permanente, sino que estamos de paso a la Sion celestial. Dirijamos pues a ella nuestros deseos y afectos, y enderecemos a ella todos nuestros pasos, es decir, nuestras obras.
    
COLOQUIO Y SÚPLICA
¡Oh amorosísima María, cuya vida fue un continuo y ardiente deseo de poseer el sumo Bien en las moradas eternas! ¡Cuán distinta es nuestra conducta! ¡Oh Reina y soberana nuestra! Haced que todos los que en la tierra componemos los coros de vuestra Corte, y os visitamos y obsequiamos en vuestras más célebres imágenes, desechemos los deseos vanos de las cosas caducas de la tierra, y tengamos fijo nuestro pensamiento y afecto en la contemplación de los inmensos bienes del Cielo, adonde esperamos llegar por vuestra protección poderosa, para poder bendecir y alabar al Señor que os hizo tan perfecta y agraciada, y os sublimó en vuestra Asunción a tanta gloria. Amén.
   
Aquí cada uno pedirá lo que desee conseguir por medio de esta Novena.
    
Ensalcemos la incomprensible gloria de María abrasada en el amor del sumo Bien; y para obligarla a que nos alcance cuanto la hemos pedido, y una feliz y santa muerte, la saludaremos con tres Ave Marías unidos al tercer coro de los Ángeles (Siguen las Ave Marías del mismo modo que el primer día).
  
La Letanía y la Oración se dirán todos los días.
   
DÍA CUARTO – 25 DE MAYO
Por la Señal…
Invocación al Espíritu Santo, Oración e Himno.
   
CONSIDERACIÓN.
«Abundante en delicias». Por delicias entiende aquí el citado San Pedro Damián las virtudes de la Santisima Vírgen María. ¡Oh, y cuáles y cuántas fueron estas delicias! Delicias que pudieron atraer del seno del Eterno Padre al Hijo divino para encarnarse en su vientre virginal. Y ved ahí cómo la Santísima Virgen supo hacer fértil, fructífera y deliciosa la tierra estéril de este mundo haciéndola servir para ejercicio de las virtudes, y sacando motivos de mérito de las mismas miserias de esta vida. Aprendamos también nosotros a obrar y a vivir de un modo semejante, y convirtamos en materia de mérito aquellas penas que son inseparables de la infeliz condición de la naturaleza humana. Penas de cuerpo, aflicciones de espíritu, tentaciones, persecuciones, las cuales sepamos al ménos hacer meritorias ya que tenemos que sufrirlas.

Llevemos pues nuestros trabajos interiores y exteriores con paciencia, sufrámoslos con resignación, y aspiremos mediante el favor divino a gloriarnos de padecerlos. Ofrezcámoslos a Dios nuestro Señor por medio de María en unión de lo que sufrió por nosotros su Hijo Santísimo, y en satisfacción y descuento de nuestras culpas. Así cogerémos flores de las espinas y frutos de los abrojos.
    
COLOQUIO Y SÚPLICA
¡Oh prudentísima Virgen María, que con vuestra diligencia y presteza para todo lo bueno supisteis sacar bienes de los males y adversidades de este mundo, saliendo de él adornada de todas las virtudes, cuyo grato olor admiró a toda la celestial Jerusalén! Haced, oh Reina nuestra, que todos los que en la tierra componemos los coros de vuestra Corte, y os visitamos y obsequiamos en vuestras más célebres imágenes, vivamos de tal modo que toda nuestra vida sea buen olor de Cristo, con que edifiquemos a nuestros prójimos y los atraigamos con nuestros ejemplos al servicio de vuestro divino Hijo Jesucristo, que vive y reina con el Padre y Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
   
Aquí cada uno pedirá lo que desee conseguir por medio de esta Novena.
    
Tributemos cánticos de alabanza a María, ensalcémosla por su incomparable gloria; y para obligarla a que nos alcance cuanto la hemos pedido, y una feliz y santa muerte, la saludaremos con tres Ave Marías unidos al cuarto coro de los Ángeles (Siguen las Ave Marías del mismo modo que el primer día).
  
La Letanía y la Oración se dirán todos los días.
   
DÍA QUINTO – 26 DE MAYO
Por la Señal…
Invocación al Espíritu Santo, Oración e Himno.
   
CONSIDERACIÓN.
«Abundante en delicias». Y verdaderamente abundante, vuelve a decir San Pedro Damián, porque María aventajó y excedió en santidad y en virtud, no solo a cada uno de los Ángeles y Santos en particular, sino también a todos juntos. ¡Qué cúmulo de riquezas! ¡Qué afluencia de delicias! ¿Hubo acaso órden de virtud que en sumo grado no sobresaliese en María? Humildad sin semejante, virginidad sin ejemplo, obediencia pronta y exacta, suma pobreza, modestia rara, devoción singular. ¡Ah!, demos ahora una mirada a nosotros mismos, y miremos con ojos de compasión nuestra deplorable miseria. De tantas virtudes cuantas resplandecen en María, por ventura no resplandece en nosotros una, y quizas ni la tenemos en el más ínfimo grado. No somos humildes, ni castos, ni obedientes, ni modestos, ni devotos. Pero guardémonos por esto de desconfiar y desmayar. Fijemos nuestra vista en la Santísima Virgen, de cuya plenitud podemos decir, guardada la debida proporción, lo que el Evangelista San Juan dijo de Jesucristo, que todos participamos. Procuremos por la imitación de las virtudes de nuestra gran Reina y Señora hacer que de ellas se deriven a nuestra alma, para salir de la pobreza y miseria espiritual a que nos hallamos reducidos.
    
COLOQUIO Y SÚPLICA
¡Oh gran Reina y Señora nuestra María, que en vuestra gloriosa Asunción alegrásteis a todas las jerarquías angélicas con el resplandor y variedad de vuestras virtudes! Por el gozo que experimentó vuestro espíritu al veros tan acompañada en vuestra Asunción de los coros angélicos, os suplicamos que a todos los que en la tierra componemos los coros de vuestra Corte, y os visitamos y obsequiamos en vuestras más célebres imágenes, nos alcancéis la gracia de que triunfando de las asechanzas de nuestros enemigos, y libres de la esclavitud del pecado, algún día merezcamos alabaros y obsequiaros eternamente en la Corte de la gloria en compañía de Jesús, vuestro Hijo divino, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
   
Aquí cada uno pedirá lo que desee conseguir por medio de esta Novena.
    
Alegrémonos con la Santísima Virgen y todos los espíritus bienaventurados por la gloria que le cupo el día de su Asunción gloriosa en premio de sus heroicas y sublimes virtudes, aplaudiendo y ensalzando su grandeza y majestad; y para obligarla a que nos alcance cuanto la hemos pedido, y una feliz y santa muerte, la saludaremos con tres Ave Marías con el quinto coro de los Ángeles (Siguen las Ave Marías del mismo modo que el primer día).
  
La Letanía y la Oración se dirán todos los días.
   
DÍA SEXTO – 27 DE MAYO
Por la Señal…
Invocación al Espíritu Santo, Oración e Himno.
   
CONSIDERACIÓN.
«Apoyada». María fue elevada al Cielo. El apoyo y el sostén fue su divino Hijo. Él la había dirigido en toda su vida, y también la dirigió en su tránsito y Asunción. ¡Oh, cuánto necesitamos la asistencia de Dios! Elevarnos al Cielo sin el sostén del Señor es imposible. Nuestras fuerzas nos llevan siempre hacia abajo; pero ayudados de la gracia divina nos sostienen en pie, y nos elevan y levantan al Cielo. Reconozcamos pues la necesidad que tenemos del auxilio divino, sin el cual es imposible que podamos sostenernos en pie; es decir, tropezaremos, daremos en tierra, y las caídas serán mortales. Y si la divina Misericordia no nos saliese al encuentro, no podremos levantarnos, y nos perderemos para siempre. Mas por el contrario, apoyados en el poder de Dios nos mantendremos en pie, y caminaremos seguros y aun correremos por la senda de los mandamientos divinos. Y ademas, desprendiéndonos de las cosas terrenas arribaremos a un alto grado de perfección. Recurramos pues al Señor con la oración para obtener estos auxilios tan poderosos, interponiendo la intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra gran Reina.
    
COLOQUIO Y SÚPLICA
¡Oh Virgen gloriosa, que con el apoyo de la gracia del Señor llegasteis a la más sublime perfección evangélica! ¡Miradnos con ojos de piedad, oh Madre de la gracia, particularmente a los que en la tierra componemos los coros de vuestra Corte, y nos esmeramos en obsequiaros todos los días visitándoos en vuestras más célebres imágenes! Alcanzadnos el auxilio eficaz de la divina gracia que necesitamos, para que desprendidos de las cosas caducas y perecederas de la tierra, practiquemos las virtudes, y logremos aquí aquel grado de perfección a que nos estimula la divina gracia, y después la dicha de acompañaros en las moradas eternas de la Gloria. Amén.
   
Aquí cada uno pedirá lo que desee conseguir por medio de esta Novena.
    
Alegrémonos por el gozo y alegría que experimentó nuestra gran Reina al verse en su tránsito y Asunción asistida de su divino Hijo; y para obligarla a que nos alcance cuanto la hemos pedido, y una feliz y santa muerte, la saludaremos con tres Ave Marías unidos al sexto coro de los Ángeles (Siguen las Ave Marías del mismo modo que el primer día).
  
La Letanía y la Oración se dirán todos los días.
   
DÍA SÉPTIMO – 28 DE MAYO
Por la Señal…
Invocación al Espíritu Santo, Oración e Himno.
   
CONSIDERACIÓN.
«Apoyada sobre el Amado». Este Amado de la Santísima Virgen fue su divino Hijo, de quien fue dicho: «este es el objeto de mis amores y de mis complacencias». Jesus, como reflexiona San Pedro Damián, fue el amado de María y amado por todos los títulos.

Amó María a Jesucristo como a su Creador, como a su Redentor por la redención prodigiosa de preservación, como a su Santificador, como al que había de ser su Glorificador, y sobre todo como a su único Hijo. Reflexionemos tambien nosotros sobre los títulos que nos ligan a Jesucristo, de quien todo y en quien todo lo tenemos, y aprendamos a amarle a imitación de la Santísima Virgen, que con razón podía decir: «mi Amado para mí y yo para él». Dichosos nosotros si podemos decir lo mismo con verdad.
    
COLOQUIO Y SÚPLICA
¡Oh Virgen Santísima, que en vuestro felicísimo tránsito ezperimentasteis el cien doblado de la unión íntima que en vida mortal tuvisteis con vuestro Santísimo Hijo! Alcanzadnos que ligados estrechamente con Él todos, y muy especialmente los que os hacemos diariamente la Corte en la tierra, crezcamos en todo género de virtudes durante nuestra peregrinación, para merecer al fin de ella alabarle, amarle y gozarle en vuestra compañía por los siglos de los siglos en las mansiones de la Gloria. Amén.
   
Aquí cada uno pedirá lo que desee conseguir por medio de esta Novena.
    
Engrandezcamos a María nuestra gran Reina, démosla el parabien de la gloria que goza por haber amado tanto a Jesús; y para obligarla a que nos alcance cuanto la hemos pedido, y una feliz y santa muerte, la saludaremos con tres Ave Marías unidos al séptimo coro de los Ángeles (Siguen las Ave Marías del mismo modo que el primer día).
  
La Letanía y la Oración se dirán todos los días.
   
DÍA OCTAVO – 29 DE MAYO
Por la Señal…
Invocación al Espíritu Santo, Oración e Himno.
   
CONSIDERACIÓN.
«Apoyada sobre su Amado». Jesús fue el amado de María porque era su Hijo, y todo suyo sin consorcio de padre, concebido en su virginal seno con la maravillosa unión de dos cualidades naturalmente incompatibles: la fecunda maternidad y la integridad virginal. Jesús también es nuestro si queremos. Él mismo se nos ha dado todo: todo lo que hizo desde el primer momento de su concepción hasta expirar en la cruz fue por nosotros; todas sus acciones fueron dirigidas a nosotros, a nuestro bien, a nuestra salvación. Aun ahora mismo en el Cielo tiene todo el empeño por nosotros, aboga por nosotros, interpela por nosotros. Él es en suma nuestro Creador, nuestro Redentor, nuestro Intercesor y nuestro Mediador. Y siendo Jesús todo nuestro, ¿no es justo que seamos todos de Jesús y enteramente suyos?
    
COLOQUIO Y SÚPLICA
¡Oh amantísima Virgen María, que tanto amasteis a Dios que acabasteis vuestra vida por la vehemencia del amor, expirando entre puros deliquios de este amor divino, enseñándonos con esto cuál ha de ser el amor que le debemos tener! Interceded por nosotros, y rogad particularmente por todos los que en la tierra componernos los coros de vuestra Corte, tributándoos todos los días nuestros obsequios y homenajes en prueba de nuestro cariño. Alcanzadnos siquiera una centellita de ese amor, para que encendida en nuestro corazón la llama de ese divino fuego, seamos todos y en un todo de Jesús en vida y en muerte, y después de ella en compañía vuestra le alabemos eternamente en la Gloria. Amén.
   
Aquí cada uno pedirá lo que desee conseguir por medio de esta Novena.
    
Ensalcemos la incomprensible gloria de María nuestra Reina, abrasada en el amor de Dios; y para obligarla a que nos alcance cuanto la hemos pedido, y una feliz y santa muerte, la saludaremos con tres Ave Marías unidos al octavo coro de los Ángeles (Siguen las Ave Marías del mismo modo que el primer día).
  
La Letanía y la Oración se dirán todos los días.
   
DÍA NOVENO – 30 DE MAYO
Por la Señal…
Invocación al Espíritu Santo, Oración e Himno.
   
CONSIDERACIÓN.
Habiendo correspondido dignamente la Santísima Vírgen a las gracias y prerogativas que recibió de Dios nuestro Señor, que la eligió para Sí, era justo y muy puesto en razón que se abriesen a su llegada las puertas del Cielo, y entrase por ellas triunfante y gloriosa. «Abrid, pues, vuestras puertas, príncipes de la Corte celestial; abríos, puertas de la ciudad eterna». En efecto, María entró en ella como Hija del Eterno Padre, como Madre del Hijo divino, como Esposa del Espíritu Santo, como Señora de los Ángeles, como Reina del Cielo y de la tierra, terror del Infierno; como la criatura más bella salida de las manos de Dios, como la más rica de gracia, la más adornada de virtudes, la más colmada de méritos; como el fruto más exquisito cogido en esta tierra, como la maravilla singular del mundo. ¡Cuántos títulos para entrar en el Paraíso! ¡Cuán justos! ¡Cuán debidos! Y nosotros, ¿qué títulos alegarémos para entrar en él? No bastará el levantar la voz y gritar: «Abríos, oh puertas». Tengamos entendido y por cierto, que si no tenemos algún título que alegar, sus puertas no se nos abrirán, y que el gran título de la misericordia divina sin nuestras buenas obras, de nada nos servirá sino para nuestra mayor condenación.
    
COLOQUIO Y SÚPLICA
¡Oh gran Reina del universo María, que por vuestros incomparables méritos habéis sido ensalzada y sublimada con tanta gloria en el Cielo, donde recibís continuamente veneración y homenajes de toda la celestial Jerusalén! Dirigid vuestra amorosa vista hacia los que en la tierra componemos los coros de vuestra Corte y os rendimos nuestros homenajes. Regidnos con el benigno influjo de vuestra protección, y alcanzadnos la gracia de que, después de ser contados en el número de vuestros fieles cortesanos en la tierra, tengamos la felicidad de unirnos algún día a los coros angélicos para honraros y tributaros los homenajes que Os son debidos como a Hija predilecta del Padre, como a Madre amadisima del Hijo y Esposa querida del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
   
Aquí cada uno pedirá lo que desee conseguir por medio de esta Novena.
    
Entremos ahora a la parte del gozo que tuvieron los Ángeles al ensalzar a María, y regocijémonos por verla elevada a la sublime dignidad de Reina del universo; y para obligarla a que nos alcance cuanto la hemos pedido, y una feliz y santa muerte, la saludaremos con tres Ave Marías unidos al noveno coro de los Ángeles (Siguen las Ave Marías del mismo modo que el primer día).
  
La Letanía y la Oración se dirán todos los días.

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