Este año, en los modernistas, se cruzan dos festividades de ellos hoy 29 de Mayo de 2023: la fiesta de María Madre de la Iglesia, y la fiesta de Pablo VI, el Papa del Concilio Vaticano II. Vale recordar la anécdota que este último protagonizó el lunes de Pentecostés de 1970, y que recogió el presbítero John Zuhlsdorf de un antiguo ceremoniero papal:
Estamos en 1970, el lunes de Pentecostés [18 de Mayo, N. del T.]. La reforma litúrgica ha entrado en vigor hace pocos meses, en el trastornado entusiasmo de los ancianos de la Iglesia: las casandras que han visto lejos son ignoradas, los laoocontes que estaban en guardia son silenciados y enroscados por las espiras del perbenismo eclesial.
Pablo VI se levantó temprano por la mañana para ir a su capilla privada a celebrar la “Misa”. Con sorpresa, encuentra dispuestos para él en la sacristía los ornamentos verdes en vez de los rojos, que corresponden al Pentecostés y su octava. Interroga al Ceremoniero (Maestro de Ceremonias) de ese día diciéndole: «¿Qué diablos es esto? ¡Esta es la Octava de Pentecostés! ¿Dónde están los ornamentos rojos?». Éste le responde: «Pero Santità, ya es tempus per annum (Tiempo ordinario), el color es verde. La Octava de Pentecostés fue abolida».
«¿Verde? ¿eso cómo va a ser? ¿Quién ha abolido la Octava?», pregunta intrigado elPapa.
«Usted lo hizo, Santidad».Y Pablo VI llora.
John Rotondi Jr. dispuso una Misa PARODIA para conmemorar este misterio:
Las oraciones son de suyo propio muy dicientes:
- ORACIÓN: Oh Dios, que regocijas a tu Iglesia cada año con la plenitud de distintas octavas, concédenos Te suplicamos, que como has apresurado compunción en las lágrimas de tu siervo Pablo, que por el mismo dolor, también podamos apresurarnos en la restauración de tu culto legítimo. Por J. C. N. S.
- SECRETA: Acepta, oh Dios omnipotente y sempiterno, esta oblación que te ofrecemos en expiación por todos pecados cometidos por la innovación en la sagrada liturgia. Por J. C. N. S.
- POSTCOMMUNIO: Saciados por estos sagrados misterios, Señor Dios, concédenos alcanzar el gozo sempiterno al restaurar para Ti la plenitud y dignidad de tu culto. Por J. C. N. S.
pero vamos a analizar con algún detenimiento las lecciones:
- Lección de Aníbal Secretario (Epístola I de Bugnini, 19, 55-56). «En aquellos días, así habló Pío XII: “A varones expertos les han sido encomendados los asuntos peculiares de esta Comisión, y les fue demandado el estudio de la restauración litúrgica en general. Esta Comisión, después de un cuidadoso estudio de toda la materia, decidió que las presentes rúbricas deberían ser reducidas a regulaciones más convenientes en tal manera, sin embargo, que puedan ponerse en práctica, manteniendo, entre tanto, los libros litúrgicos como están, hasta que se tomen provisiones adicionales. Solo las octavas de Pascua, Navidad y Pentecostés se celebrarán; todas las otras presentes o en los calendarios universal o particulares son suprimidas”».La cita es del decreto Cum nostra hac ætáte del 23 de Mayo de 1955 (carta que dicho sea de paso, aunque publicada en las Acta Apostólicæ Sedis 47 –año 1955–, pág. 218-219, no fue incluida en ninguno de los libros litúrgicos), por la cual se estableció la Reforma de 1955, que entraría en vigor el 25 de Marzo del año siguiente. Es de resaltar que la misma Comisión reconozca que la reforma de 1955 era parte de un plan de futuras modificaciones litúrgicas Y que fueron introducidas en forma subrepticia y so capa de piedad (no nos digamos mentiras, la inclusión de San José en el canon de la Misa por Roncalli –decisión producto del enojo de Roncalli porque el 10 de Noviembre de 1962, el cardenal Ernesto Ruffini Gentilini interrumpió al obispo de Mostar-Duvno Petar Čule Šarac diciendo: «Le pido que por favor concluya su muy piadoso sermón. Yo estoy muy seguro que todos somos devotos de San José», causando una risotada en el Aula conciliar– fue simplemente una tapadera para todos los demás cambios).
Secuencia del Santo Evangelio según los Papas Modernos (Pp. 19, 62-70). «En aquel tiempo, Pablo VI habló así: Desde que comenzó a afirmarse y a extenderse en el pueblo cristiano el movimiento litúrgico, que –como afirmaba Nuestro Predecesor Pío XII, de venerada memoria– debe ser considerado como un signo de las disposiciones providenciales de Dios sobre nuestra época y como un paso saludable del Espíritu Santo por la Iglesia, se percibió claramente que los textos del Misal Romano necesitaban ser revisados y enriquecidos. El mismo Predecesor Nuestro, Pío XII, inició esta obra de revisión con la restauración de la Vigilia pascual y de la Semana Santa, que constituyeron el primer paso de la adaptación del Misal Romano a las exigencias de la mentalidad contemporánea”. Y sucedió que el lunes después de Pentecostés en 1970, su santidad el Papa Pablo VI fue a la capilla para ofrecer la Santa Misa. Y vio que, en lugar de los ornamentos rojos, que todos conocen para la Octava que sigue a Pentecostés, le fueron preparados ornamentos verdes. Pablo demandó al ceremoniero asignado ese día: “¿Qué diablos es esto? ¡Esta es la Octava de Pentecostés! ¿Dónde están los ornamentos rojos?”. Y el ceremoniero respondió: “Santidad, ahora es el tiempo ordinario, ahora es verde. La Octava de Pentecostés fue abolida”. Oído esto, el Papa exclamó: “¿Verdes? ¡Eso no puede ser! ¿Quién hizo eso?” Y le respondió: “Santidad, tú lo hiciste”. Y el Papa Pablo VI lloró».
La perícopa se divide en dos partes: la primera es la cita de la Constitución Missále Románum del 3 de Abril de 1969 (entró en vigor el 30 de Noviembre de ese año) y que llevó a culminación todo el proceso de subversión litúrgica que había alcanzado nuevo impulso desde 1962, con el rito roncalliano y el comienzo del Vaticano II, cuya inspiración y sustento ideológico es. La segunda (cuyo último verso se toma como antífona de comunión) corresponde al episodio en la sacristía vaticana del lunes después de Pentecostés de 1970, que hemos referido anteriormente. Vale anotar que en el Novus Ordo, la Octava de Pentecostés no existe, sino que se retoma el “Tiempo Ordinario”.
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